lunes, 7 de enero de 2008

URGE LA REVOLUCIÓN DENTRO DE LA REVOLUCIÓN.

Por un Nuevo Pais:
"El que manda debe oir aunque sean las mas duras verdades, y después de oidas, debe aprovecharse de ellas para corregir los males que producen los errores. (Simón Bolívar, 19/04/1820)
URGE LA REVOLUCIÓN DENTRO DE LA REVOLUCIÓN

Definitivamente la revolución ha llegado a su punto de inflexión. Generalmente estos procesos políticos históricos de vasto aliento, hacen crisis al arribar a su décimo aniversario. Parece que en nuestro caso venezolano se adelantó este momento. El mismo se hizo evidente con los resultados del 2D próximo pasado. Muchos análisis, diagnósticos, perspectivas, sugerencias y orientaciones nos hemos permitido propios y extraños durante todo el devenir de estos 30 días transcurridos desde esa histórica fecha. Navidades y año nuevo de por medio. Pero, nos preguntamos, se está haciendo algo al respecto. Pareciera que no mucho. Y definitivamente, e s obvio que el proceso socialista bolivariano ha hecho crisis, la más seria desde sus inicios. Que algo debe hacerse urgentemente al respecto, y que ahora hay que replantear la batalla dentro de esta nueva dinámica política en el país.
Por una parte, algunos podrán argüir que se cayó el mito de la invencibilidad de Chávez y que se ha dado al traste con los propósitos reeleccionistas de aquél. Que el gran derrotado fue Chávez y que ganó el país. Estos mismos, también podrán argüir que Venezuela ha decidido su futuro por la vía de la democracia y que lo ha decidido optando por " un futuro en paz y democracia", donde cesará el divisionismo y la violencia, donde cesará el sesgo castro - comunista - revolucionario en las ejecutorias públicas, y donde la "patria buena" habrá de ser aquella que se reconstruya quizás andando sobre las cenizas de la llamada "democracia representativa", aún insepulta en la mente de algunos trasnochados y de muchos desmemoriados. Que ahora el oficialismo presionado por las "mayorías nacionales" habrá de revisar todo el sistema de gobierno y de estado socialista planteado, incluso que habrá de negociar el rumbo y el ritmo (vale decir iideología y praxis), y suavizar así, el talante y perfil de la revolución. Que es posible un capitalismo humanizado, aún dentro de los postulados de la revolución. Que ahora llegó el tiempo del chavismo sin Chávez y que así si se podrá producir la ansiada "reconciliación nacional". Que ahora la oposición política podrá cantar victoria y que ya tiene la calle ganada y asegurada su victoria en los próximos eventos electorales, con el evidente apoyo de los medios de comunicación privados y el apoyo de las fuerzas de la contrarrevolución internas y externas. Craso error pensar en esos términos.
Otros podrán argumentar, más cercanos a la también equivocada tesis del oficialismo, que los resultados aunque contrarios de plano a la opción de la reforma, lo fueron prácticamente en paridad numérica, y que ello no debería significar otra cosa sino un empate técnico. Es decir, cuantitativamente empatados; aunque cualitativamente fueran muy distintos. Que hubo mucho voto hipócritamente negado. Es decir, algunos gobernantes regionales y locales que secretamente mandaron a votar No, siendo supuestos representantes del oficialismo. Que las campañas mediáticas (sobre todo las de tv) fueron feroces y perversas, tanto como eficaces y letales. Que el PSUV tuvo que pagar su noviciado, como maquinaria electoral. Que le faltó mística, organización y mensaje. También sus dosis de triunfalismo y pasividad. Que la estrategia electoral oficialista falló al presentar la reforma más en aspectos puntuales, que en aspectos verdaderamente sustantivos y trascendentes. Además del galimatías metodológico que se hizo para su "venta" al electorado. Que se perdió la batalla, más no la guerra. Que el liderazgo de Chávez se mantiene intacto, aunque su tesis política no haya sido acogida como aquellos esperaban. Que pasemos la página y continuemos. También fatal error pensarlo así....
Ambas posiciones están erradas de fondo. Pero sobre todo la tesis del oficialismo. Ó al menos la que hasta ahora se les conoce. Los resultados del 2D fueron algo sumamente serio, significativo y trascendental. Fue la pérdida del mito de la invencibilidad de Chávez, pero más allá de ello, fue la pérdida de credibilidad en el proyecto bolivariano. No por respaldo al golpismo y al capitalismo neoliberal, salvaje e inhumano. No. Sinó por una ciudadanía confundida y desorientada. Cansada de tantas promesas incumplidas, y sobre todo de tanta corrupción e impunidad ante la mirada impávida de su comandante, y la actuación laxa y hasta connivente de las instituciones del estado y del gobierno.
Por ello, el verdadero significado de todo esto, habrá que buscarlo en el actual pensar y sentir popular. Buscar las razones del porqué se abstuvo casi el 50% de los mismos inscritos en el PSUV y porqué la ciudadanía no concurrió masivamente a las urnas, ante el vehemente llamado de su Comandante, quién apostó todo su capital político en ello, como si lo hizo en el referendum revocatorio presidencial de hace ya más de tres años. Lo que sucedió fue un verdadero sismo político de 9.8 grados en la escala de Ritcher. Alerta Roja. Alerta Máxima.
Señores, no nos llevemos a engaño: aquí lo que está planteado son dos visiones del país y del mundo diametralmente distintas y contrapuestas. Irreconciliables en si mismas. Aquí no hay espacio para ninguna reconciliación nacional. No por falta de buena voluntad, sino porque ética y filosóficamente, esencial y prácticamente se contraponen y se repelen en si mismas. Son como dos polos magnéticos que se repelen por igualdad de polaridad, aunque en este caso con fines y propósitos diferentes. Es el capitalismo perverso e imperio de los antivalores, contra una sociedad más justa, igualitaria y solidaria. Es la sociedad del pasado y de la exclusión, ignorancia y pobreza, contra la sociedad del futuro y de la esperanza. En fín, es una guerra planetaria por la supervivencia misma de la especie humana y la conservación del planeta tierra. Y debe ser el pueblo organizado, informado e ilustrado, justiciero y determinado, el que ahora retome las riendas en la conducción de sus propios destinos colectivos. No hay otra opción. Esa es la Alternativa.
Luego de un profundo y autocríto análisis, nos permitimos arribar a las siguientes conclusiones generales, que de alguna manera definen el escenario bajo el cual se ha de replantear el juego político nacional. Primero, el país se ha demostrado en su verdadera condición. Un país profundamente dividido y sesgado . Desorientado y en buena parte frustrado. Habráse de buscar las razones del porqué de ello. Dos, un Presidente revolucionario y demócrata con un sueño histórico, un proyecto político del más vasto aliento y alcance, pero apenas en ciernes, que ha sufrido un serio revés . Habráse de ver el porque. Tercero, La coexistencia de un terrible dilema: un Presidente revolucionario, un estado conservador, y un gobierno infiltrado de corruptos y burócratas seudo revolucionarios jugando soterradamente al fracaso del proceso bolivariano. Cuarto, un país dispuesto a un cambio, pero un cambio con dirección, quizás más consensuada y acaso con más mesura. Habráse de ver si la la dirección planteada es la que el país querría y en tal caso, si ese es el ritmo que admite. Quinto, un país profundamente demócrata y pacifista, pero también aguerrido y justiciero, que no gusta de ser impuesto de designios superiores sin previa consulta verdaderamente democrática. Sexto, un país que desea construir su propio modelo societario y modelo de producción; no necesariamente copiando ó importando modelos de ultramar. Séptimo, unos poderes públicos consolidados pero profundamente conservadores, y que deben reinventarse a si mismos, so riesgo en contrario de no estar a la altura de las exigencias de este tiempo histíorico. Octavo, unas Fuerzas Armadas institucionales y un poder electoral revitalizados en su credibilidad y eficacia operativa; pero que deben seguir alerta ante las terribles acechanzas externas e internas. Noveno, unos medios de comunicación enseñoreados y seguros de su importante y eventualmente perverso poder para moldear a su antojo la opinión de los pueblos y de las sociedades. Décimo, una clase política y societaria emergente que traspasó a los liderazgos tradicionales y un pueblo que espera calmado pero alerta, el llamado verdaderamente revolucionario y democrático para la construcción de esa patria nueva. Dentro de una dirección que no se parezca al pasado, pero que tampoco se parezca al futuro que, al decir de muchos, se le quizo imponer desde una opción única y excluyente. Undécimo, un pueblo bolivariano decidido y dispuesto a tomar en control de sus propios destinos colectivos, a no perder este hermoso sueño de pais, y por ende a impulsar la revolución dentro de la Revolución; si acaso sus líderes no demuestran la suficiente autoridad política y moral, como para dirigir eficazmente este histórico proceso político y social apenas en ciernes.
CARLOS BARRETO CABALLERO /porunnuevopais@gmail.com/ ENERO 2008

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