martes, 8 de enero de 2008

LINEAS ESTRATÉGICAS PARA RELANZAR LA REVOLUCIÓN


Por un Nuevo Pais: "... la impunidad de los delitos hace que estos se cometan con más frecuencia; al final llega el caso en que el castigo no basta para reprimirlos" (Simón Bolívar, 15/01/1824)


LINEAS ESTRATÉGICAS PARA RELANZAR LA REVOLUCIÓN


Mucho se ha escrito y analizado, mucho más falta y se hará. Propios y extraños al proceso bolivariano han de replantearse sus propias estrategias políticas, sobre todo con miras al año electoral que ahora comienza. El comandante Presidente ha lanzado una consigna, orientada a convertirse en estrategia, las llamadas Tres R. Revisión, Rectificación y Relazanzamiento. Cosa que nos parece correcta. Solo que puros deseos no empreñan, y del dicho al hecho,...; Bien, veamos, como se abordarían estos postulados.....


REVISIÓN. Primero, hemos de comenzar por reconocer, cruda y palmariamente, que el proyecto bolivariano comenzó a perder credibilidad popular. La cruda y dura realidad impone limitaciones a la soberbia y prepotencia de los burócratas seudorevolucionarios enquistados en posiciones de poder. El cuadro de derrota política con alta abstención, incluso si hubiese llegado a lograrse una pírrica victoria electoral, coloca a la alta dirección de la revolución ante la primera precondición estratégica: reconocer errores y corregirlos. Comenzando por la insustentabilidad de la peregrina tesis acerca de la infalibilidad e infinitud del Líder máximo de este proceso.


Segundo, la oposición se mantiene en neutro, lo cual no le quita capacidad de maniobra. Pero la verdad es que hubo un deslave en las bases sociales de apoyo a la revolución. Hubo una verdadera evaporación del voto bolivariano. Fue un fracaso de la revolución, no un triunfo de la oposición. Esto fue harto significativo y su reconocimiento ha de ser la primera muestra de sensatez ante los hechos electorales.


Tercero, no hay que endosarle el mayor peso argumental de la actual situación a la perversa campaña mediática de la oposición. Eso tuvo su efecto, como otros factores coadyuvantes, pero la gran responsabilidad de la derrota es de aquellos que convencieron a Chávez de que la revolución dependía exclusivamente de su figura personal. Craso error! Probablemente sin Chávez no haya revolución, pero solo con Chávez tampoco.


RECTIFICACION. Hay que corregir esta tendencia a minimizar el papel protagónico del pueblo a la hora de las grandes deliberaciones y decisiones. El “chavismo de aparato” (dirección PSUV) fue derrotado. La revolución se construye desde abajo, o se desgasta desde arriba. No se trata de que “por ahora no se pudo”. El camino escogido para la construcción de la viabilidad política de la reforma era incorrecto. El proyecto de reforma fue muy mal diseñado y peor aún tramitado.


Allí habían temas de fondo que desbordaban una reforma constitucional y requerían de un debate radical. El campo minado de la reforma constitucional explotó en el terreno electoral y no se pudo ni se podrá avanzar, en tanto se persista en estas equivocadas prácticas. Las decisiones no se imponen, deben deliberarse. No hay democracia protagónica revolucionaria sin democracia deliberativa, sin democracia interna en el campo bolivariano.


En tal sentido, grandes mayorías se abstuvieron porque formas y contenidos esenciales del proyecto de la reforma, sin modificación alguna, no lograron ser propuestas convincentes de prácticas democráticas contra-hegemónicas. Por ello insistimos, no subestimen al pueblo, ni su intuición, ni su capacidad de autonomía política, intelectual y moral.


RELANZAMIENTO. Huir hacia adelante, pero de la mano del pueblo organizado, informado e ilustrado, participativo y protagónico. Hay que seguir batallando por el socialismo, pero hay que saber diferenciar la hegemonía autoritaria de la contra-hegemonía democrática. La unidad en la diversidad es la alternativa del socialismo plural y libertario. Ese es el sistema societario que subyace en el imaginario y consciente colectivo nacional. Cualquier socialismo que liquide la pluralidad democrática, de manera real o imaginaria, no pasará la prueba de la soberanía popular.

Por lo tanto, hay que lograr no solo la máxima inclusión social, sino la inclusión política. No solo la igualdad social, sino la igualdad política. Hay que enterrar el imaginario jacobino de las revoluciones dirigidas desde arriba, apelando a inviables vanguardismos y personalismos esclarecidos. Es tiempo de profundas reflexiones en la dirección revolucionaria.

Definitivamente, son tiempos para acabar con el pragmatismo de la derecha endógena y con el estalinismo de la ultra-izquierda también endógena. Tiempos para liquidar el burocratismo y la corrupción. Tiempos para liquidar la deriva cesarista-populista. Tiempos para renovar el pensamiento crítico socialista. Incluso tiempos para pedir perdón, y mostrar humildad por tantos maltratos proferidos.

Ha llegado la hora de salir de un dilema que ya no es meramente electoral: o se construye un socialismo verdaderamente democrático, protagonizado desde abajo, desde el poder popular, organizado en su diversidad y multiplicidad; ó se pacta con la derecha, que es una de las estrategias de aquella, quienes apelarán a la tesis del capitalismo humanizado, promoviendo así, una vía populista sin cambios profundos. Cantos de sirena para embaucar a propios y extraños. No hay tiempo ni espacio para la reconciliación. Eso sería vana utopía.


Por ello ha sido tan fatal error la reciente Ley de Amnistía a los Golpistas. Es tiempo de arreciar la marcha, pero como diría Bolívar, "... con audacia en el plan y prudencia en la ejecución". Aquí hubo cuatro grandes derrotados: el burocratismo de aparato, la derecha endógena y su mito cesarista, el estalinismo y las actitudes autoritarias del egocentrismo político que habita, espero transitoriamente, en Chávez.

Se trata de construir el socialismo de las mayorías democráticas. Nada más y nada menos. Para esto, no hay que radicalizar el discurso, hay que profundizar-renovar las prácticas socialistas, democráticas y revolucionarias, desde abajo, de cara a la construcción orgánica de un poder popular autónomo, democrático y revolucionario. Apostemos al éxito de esta tesis, que será el éxito del país, pero con inteligencia, sabiduría, astucia, patriotismo y sobre todo, con genuino amor y respeto al semejante. La historia nos observa,....
CARLOS BARRETO CABALLERO/ porunnuevopais@gmail.com/ ENERO 2008

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