viernes, 30 de mayo de 2008

EL GRAN DILEMA DEL PSUV



Venezuela PSUV: Posible instrumento para avanzar en la revolución... o para frenarla
Por: Marcelo Colussi Fecha de publicación: 04/04/08



"El objetivo esencial de la revolución popular es la toma del poder, por medio de la destrucción del aparato burocrático-militar del estado y su reemplazo por el pueblo en armas, a fin de cambiar el régimen socio-económico existente"
Cuba, 1967


"De la casa al trabajo y del trabajo a la casa"
Juan Domingo Perón



¿Por qué encabezar este breve escrito con dos epígrafes tan opuestos en su contenido? Porque ello muestra la dinámica actual que vive el proceso político en Venezuela dentro del campo bolivariano: la posibilidad de caminar ciertamente hacia el socialismo, hacia un cambio real en las estructuras de base o, por el contrario, de edificar una propuesta que no pase del reformismo.



De lo que suceda este año en el seno de la revolución y de su naciente partido –el PSUV– dependerá cuál de las dos opciones se imponga. Por supuesto, queda la opción de una reversión total de todo aquello que huela a popular a través de una intervención violenta de las fuerzas reaccionarias (léase: golpe de Estado, asesinato de Chávez, guerra regional desestabilizadora, invasión del imperio, no descartable ninguna de ellas); pero ante ese escenario, las fuerzas populares deberán cerrar filas más allá de diferencias internas.




La Revolución Bolivariana atraviesa en estos primeros meses del año 2008 su peor momento. No porque sea inminente su caída a partir del ataque de la derecha (nacional e internacional) –lo cual, por supuesto, sería trágico para el campo popular en Venezuela, y por extensión, para los sectores populares en todos los países latinoamericanos–.



Rápidamente hay que decir que no es nada nuevo que esté en la mira de esa derecha, porque siempre lo ha estado. El momento más furioso de ese ataque tuvo lugar años atrás, en el 2002, cuando el golpe de Estado, el sabotaje petrolero y el paro patronal, todo lo cual –paradójicamente– sirvió no para quebrar el proceso popular sino, por el contrario, para fortalecerlo. Pero si ahora puede decirse que atraviesa un momento de particular "peligro", es por las propias fuerzas que vienen de adentro: la revolución ha perdido energía, y eso, en un sentido, es peor que el ataque externo.




Decía Rosa Luxemburgo –no sin razón– que una revolución es como una locomotora cuesta arriba: mientras el motor siga funcionando, aunque sea con esfuerzo, avanza. Pero en el momento en que el motor se detiene, irremediablemente comienza a descender.



Eso es lo que puede verse ahora en Venezuela: los motores de la revolución parecieran estarse quedado sin energía. Aún no se comenzó a descender la cuesta, pero eso podría empezar a suceder de no aplicarse urgentemente los correctivos.



Y si bien ya pasaron varios meses del momento que marcó el punto de inflexión –la derrota en el referéndum por la reforma constitucional el pasado 2 de diciembre del 2007– no pareciera que el proceso realmente tienda a su reorientación, más allá de la declamación.



El poder popular y la construcción socialista aún siguen siendo puntos de llegada al final del túnel, aunque sin que se sepa bien cuánto más habrá que seguir esperando para arribar. Pero no hay que perder las esperanzas. Allí está el Partido Socialista Unido de Venezuela, el PSUV, como la posible garantía de reimpulso de la revolución. Ese es el desafío.



Ante todo esto no podemos menos que albergar esperanzas. Beneficio de la duda, se le llama con acierto. No perder las esperanzas… ¡y ponernos a trabajar en el seno mismo del PSUV! Eso es, en realidad, la única garantía de consolidación y profundización de todo lo desarrollado en estos primeros años de proceso revolucionario. Sin un partido político que exprese y vanguardice al movimiento popular en sentido amplio, no podrá haber nunca revolución.



"Toda la historia del movimiento de la clase obrera internacional muestra que el proletariado necesita un partido y una dirección revolucionarios para tomar el poder", decía Lenin en el "¿Qué hacer?", en 1902. La experiencia de los distintos procesos socialistas del pasado siglo lo confirma: es necesaria una vanguardia que marque el camino, que ayude a tomar ese poder político y que, confundida-entrelazada con el pueblo mismo, se ponga a construir la nueva sociedad.



Y he ahí uno de los severos déficits con que se vino manejando la revolución bolivariana: fuera del liderazgo de Hugo Chávez, no hay dirección, no hay vanguardia revolucionaria. Lo cual es muy peligroso, insostenible incluso: ¿qué pasa si desaparece el líder: ya no hay socialismo? ¿Puede apoyarse un proceso de transformación revolucionaria de todo un colectivo social sólo en las espaldas de una persona?



Definitivamente no. ¿De qué manera podría conducir eso hacia una sociedad socialista, con sujetos críticos y autocríticos, los "productores libres asociados" unidos en genuina democracia de base como se supone que debería ser la sociedad a la que aspiramos?



Justamente si ese debilidad en la vanguardia es uno de los puntos débiles del proceso que se viene transitando en Venezuela, la conformación de un partido revolucionario de base que supere las estrechas maquinarias electorales plagadas de vicios capitalistas que ha habido hasta ahora en estos primeros años, es un paso adelante enorme.



De hecho, ese paso está dándose: el PSUV ya nació, y ahora también tiene principios y programa.
De todos modos, por la misma salud revolucionaria de lo que se está construyendo, cabe hacer algunas reflexiones, obviamente con el más profundo sentido autocrítico y propositivo. Reflexiones, se entiende, con ánimo revolucionario, para hacer que el proceso en marcha –retomando la metáfora de Rosa Luxemburgo– pueda seguir remontando la cuesta.




Nació el PSUV, y eso es una buena noticia. Ahora hay que hacerlo crecer, cuidarlo, alimentarlo, velar porque realmente sea el partido revolucionario de los sectores populares de Venezuela, los siempre postergados, los excluídos, aquellos que necesitan una transformación en sus condiciones de vida, aquellos que nunca recibieron los beneficios de la renta petrolera.




Según el aspirante a militante Augusto Hernández, el "PSUV nace como producto de una ficción. La ficción consiste en pensar que de verdad cinco millones 700 mil revolucionarios se inscribieron en el PSUV, durante la convocatoria para ese proceso en 2007. Considero que en ese momento ahí se metieron todos los empleados públicos que querían cuidar sus "cambures" o puestos. Asimismo, todos los contratistas del gobierno que querían conservar los contratos, y también (…) infiltrados o quinta columna".




Esto puede ser cierto, pero no invalida que la criatura exista. Y más aún: abre la posibilidad de encauzar todo ese potencial vigente en las bases –quizá difuso y contradictorio todavía– hacia un objetivo francamente socialista. Nunca en la historia política de Venezuela se había asistido a un grado tal de movilización partidaria, de intención de participar, de interés por las cuestiones sociales como se da ahora con este nuevo partido. Eso, en sí mismo, además de novedoso, sin dudas abre enormes posibilidades.




El partido nació, y recientemente acaba de dotarse de una plataforma coherente, sólida, consensuada por sus bases. Luego de seis maratónicas sesiones con la participación de 1.681 delegados, el Congreso Fundacional aprobó una Declaración de principios y un Programa.




De hecho el PSUV se declara anticapitalista, antiimperialista, socialista, bolivariano, comprometido con los intereses de la clase trabajadora y del pueblo, humanista, internacionalista, patriótico, crítico y autocrítico, en ejercicio de dirección colectiva, con democracia interna y como vanguardia política del proceso revolucionario.



Ninguna fuerza política con la que hasta ahora vino manejándose el proceso bolivariano –meros aparatos electorales desideologizados– había ido tan a la izquierda como las caracterizaciones que salieron del recién pasado Congreso. Eso también es una buena noticia.



Por lo pronto Hugo Chávez, en su calidad de presidente del partido y de la república, tomó el compromiso público de adecuar todas las políticas que impulsa su gobierno a esos principios fundacionales. También la militancia de base, a través de la participación protagónica (es decir: el efectivo poder popular, de momento más declamado que real) debe asegurar esa sintonía entre acción de gobierno y principios programáticos del partido.




Ahí podría decirse que comienza el verdadero camino hacia una construcción socialista, dándole forma concreta a las declaraciones del presidente –que muchas veces no pasan de tales– respecto al siempre prometido "socialismo del siglo XXI", del cual, hasta ahora, es difícil decir por dónde va.




Y más aún: con los principios que van delineándose en el nacimiento del PSUV, se estaría en condiciones de poder transitar hacia el socialismo con mucho mayor vigor que lo que posibilitaba la fallida reforma constitucional, que en términos estrictos era una perspectiva socialista, pero no más, no sin cierta dosis de confusión conceptual incluso.




También es una buena noticia que el partido cuente ya con una dirección provisoria. Hubo un ejercicio democrático por parte de las bases, a través de sus delegados en el Congreso, donde se eligieron los miembros de esa dirección. Elección, hay que decirlo, que no estuvo libre de irregularidades. O, al menos, de procedimientos que no crean confianza, que no responden a una genuina ética revolucionaria.




De hecho, un considerable sector de militancia (de alrededor de un tercio de los delegados) se mostró muy disgustado con ese proceder, lo que llevó a que se planteara la revisión de la mecánica utilizada, pedido que no fue aceptado.




En un comunicado emitido por estos sectores descontentos pudo leerse que "la confianza fue vulnerada al momento que se nos presenta una lista ordenada alfabéticamente, y no se nos informa la cantidad de veces que uno de estos camaradas fue postulado, por lo tanto no sabemos los resultados reales de este proceso, en el cual no hubo una comisión electoral, no hubo testigos que velaran por el conteo de los votos escrutados;....



Es decir, se nos obliga a confiar en el grupo de personas que mantuvo en su poder las urnas electorales, sobre la premisa de que las papeletas escrutadas sólo iban a ser revisadas por una sola persona, y ante cualquier duda se nos dice: 'lo que diga Chávez'".




No obstante haber sido desoído este pedido, los personajes menos queridos por la población, identificados como burócratas, revolucionarios disfrazados, ligados a lo que viene llamándose la "derecha endógena" –los nuevos ricos, la "boliburguesía" crecida a la sombra del Estado bolivariano– no quedaron en la dirección. Lo cual también es una buena noticia.




No hay dudas que en ningún partido de la derecha se da la participación que puede constatarse en el PSUV. Pero aún no se respira en su seno un verdadero y genuino espíritu socialista tal como la situación lo requiere. Por lo pronto no hay en la dirección provisional representantes directos de los trabajadores (asalariados en sentido amplio, obreros y campesinos).




He ahí un déficit que deberá ser corregido. Por lo pronto, en el seno del partido hay líneas políticas, representantes de otras tantas posturas ideológicas. Quizá un tanto esquemáticamente pude decirse que existe una derecha más conservadora, ligada básicamente al aparato de gobierno, junto a sectores más a la izquierda, expresión de los movimientos populares y sociales, que son los sectores críticos de esas posiciones conservadoras y burocráticas del bolivarianismo "light".




Dicho en otros términos, tal como existe hoy día, en el PSUV se repite la lucha de clases que está presente en toda la sociedad. En todo caso, no están allí –de esto no caben dudas– los grupos oligárquicos tradicionales, la derecha directamente ligada al imperialismo estadounidense, la derecha golpista que sigue buscando cortar de raíz el proceso popular en marcha. Está expresada la "burguesía nacional" tanto como los sectores populares y oprimidos. La pregunta es cómo y hasta dónde será posible ese equilibrio.




¿Puede un partido revolucionario, realmente socialista, mantener juntos a explotadores y explotados? Ello, en muy buena medida, se debe al equilibrio –siempre inestable, en movimiento– que confiere el innegable liderazgo de Hugo Chávez.




Pero justamente eso ratifica una vez más la insostenibilidad de cambio real en un colectivo social apoyándose en la figura de una sola persona, por más genial, talentosa y carismática que sea. ¿Y si el líder se muera hoy de un paro cardíaco, o porque se cae el avión en que viaja: se terminan las aspiraciones socialistas?;....




Este año, decíamos, y este momento en particular luego de la derrota del pasado diciembre, evidencia el momento de mayor peligro de la revolución. Además del continuo y siempre renovado ataque de la derecha tradicional y de Washington –allí se inscribe la reciente provocación militar con el montaje diplomático de algunas semanas atrás, por ahora resuelto pacíficamente, pero que no ha desaparecido como posibilidad desestabilizadora–, el 2008 presenta un difícil año electoral.




Ahora, como nunca en sus años previos, la revolución se juega mucho en las futuras elecciones: no es una "fiesta" más, como fueron muchas de las contiendas anteriores. Para las elecciones de alcalde y gobernador de noviembre el panorama se muestra mucho más complejo y preocupante. Se está en un período de aquietamiento de la movilización popular, se ha perdido (habrá que ver en detalle por qué, buscando los correctivos) mucho del calor de calle de tiempos pasados. El motor de la locomotora de nuestra metáfora se está parando, y todavía estamos cuesta arriba.




Pero justamente del calor militante de la base, de la organización popular y la participación activa de todos los batallones surge la garantía de una aún posible nueva repotenciación de la revolución –lo cual traería una nueva efervescencia social, como la que se vivió en los momentos más duros del ataque de la derecha durante el golpe de Estado o los intentos de desestabilización, como la que sirvió para poner en marcha las misiones, la que hizo abrir sueños de cambio y colocó a Venezuela en la mira de todo el mundo–.





El presidente Chávez lo ha dicho en más de una oportunidad: "Vamos a inyectarle fuerza, pasión, amor, conciencia a los batallones socialistas, que es la unidad básica del PSUV. Hay que darle más vida, presencia a los batallones en todo el país y para ello es fundamental la labor de los voceros". Pero más allá de lo declarado mediáticamente, ¿es el proyecto real de la dirigencia del partido este nuevo reimpulso?;...




Es válido preguntarse esto porque lo que ofrece el panorama político desde diciembre hacia aquí es, en todo caso, desmovilización, menos participación popular y no más, menos revolución socialista y no más, menos fervor popular y no más. En ánimos de ser autocrítico ¡y constructivo! –no "agente desestabilizador de la ultraizquierda utilizado por la CIA" como por allí se ha dicho ante intentos de abrir estos debates–, debemos entender y procesar correctamente mucho de lo sucedido estos meses: ¿cómo ayuda a la revolución, a que no se apague el motor de la locomotora, una ley de amnistía de los golpistas, la liberación de precios de productos básicos, el desconocer denuncias de corrupción que llegan por ahí, la represión a trabajadores en huelga como sucedió en la acería SIDOR de Puerto Ordaz, la relativa/precaria transparencia en la elección de dirigentes provisionales en el congreso fundacional del PSUV, el chiste sobre una presunta misión "disciplina" que se aplicaría a quienes abran críticas en el campo revolucionario?;....





Ahora viene una prueba de fuego: se trata de elegir los candidatos para las elecciones de alcaldías y gobernaciones en noviembre. El mismo presidente Chávez solicitó que nadie se autopostule de momento, que sean las bases en elecciones democráticas las que elijan a los candidatos. Si ello no pasara con absoluta transparencia (hasta ahora en el seno del movimiento bolivariano eso no funcionó así y el dedo omnímodo de Chávez lo decidió todo) estaríamos ante una catástrofe, porque nuevas intrigas cupulares desmovilizarían más aún a las bases, que son las que finalmente cuentan para el triunfo en las elecciones.





Retroceder en las próximas elecciones podría significar, lisa y llanamente, el comienzo del fin de la revolución. Si de hecho la derecha se sintió triunfal luego de su pírrica victoria en el pasado referéndum, que obtenga unos cuantos bastiones en la futura justa electoral la catapultaría muchísimo más, confiriéndole más espacio político. Los escenarios futuros, en tal caso, podrían ser muy peligrosos para el proceso bolivariano, pues hasta se podría pedir un nuevo referéndum revocatorio para el presidente; y ante la desmovilización creciente de la población chavista, no estaría asegurada su victoria.




Todo lo cual muestra, en definitiva, una fragilidad estructural que debe ser encarada con mucha seriedad: ¿es posible construir el socialismo en los marcos de la estrecha democracia representativa burguesa? ¿Cómo pude el socialismo depender de la permanencia de un presidente en el poder formal en el Ejecutivo? ¿Eso es socialismo? ¿Dónde queda entonces el poder popular y la construcción de una sociedad de iguales, sin explotadores y explotados?;...




Como dice el analista político Alejandro Teitelbaum: "Venezuela está en una situación privilegiada para emprender cambios económico-sociales sustanciales, con su gigantesca riqueza petrolera y con una coyuntura internacional que le es favorable en varios aspectos, incluido el debilitamiento estratégico de los Estados Unidos. Pero parece faltar en la dirigencia la voluntad política para realizar esos cambios y falta también un requisito indispensable para llevarlos a buen término: una auténtica participación popular en las decisiones y en el control de la gestión del Estado".





Por eso decíamos que hoy por hoy la revolución se mueve en aguas turbulentas, en un campo minado: si no se encienden a máxima potencia los motores de la locomotora (el primer epígrafe citado, el de la Cuba revolucionaria, el poder popular puesto en acto), se corre el riesgo de haber hecho nacer un partido cupular, no muy distinto a los que manejaron la Venezuela Saudita de décadas pasadas, corruptos y antipopulares, donde la figura de un revolucionario como Chávez podría tristemente verse confinada a llamados apaciguadores como el del segundo epígrafe.





Y ahí radica el peligro: el partido naciente, en vez de ser el fermento revolucionario que moviliza a la población en pos de un mundo nuevo y de transformaciones sustantivas, al repetir gastados esquemas populistas y clientelares, podría ser lo que acabe por desmotivar a la población. En tal caso, no serían pretendidos "sectores de ultraizquierda haciéndole el juego a la derecha" los causantes de la derrota del proceso revolucionario, sino la misma derechización populista que podría sufrir el partido con su llamado a un imposible entendimiento de clases.





De la movilización popular depende el camino a seguir. Ahora, luego del Congreso Fundacional y ante la inminencia de las nuevas elecciones de noviembre "comienza otra etapa, donde será decisivo que los batallones se reanimen, participen y ganen protagonismo", expresó el delegado del partido y co-fundador de la página electrónica Aporrea, Gonzalo Gómez, "una necesidad impostergable para un desarrollo socialista y democrático (o antiburocrático) del PSUV, porque de ello depende, en gran medida, el destino de la revolución". O la locomotora sigue subiendo venciendo la ley de gravedad con su motor a máxima potencia… o se viene para abajo.
mmcolussi@gmail.com

CLAVES PARA LA INTEGRACION LATINOAMERICANA



CLAVES PARA LA INTEGRACION LATINOAMERICANA


Tras años de feroz neoliberalismo y retroceso en conquistas históricas por parte del movimiento de los trabajadores en todo el mundo, caídos el muro de Berlín y el bloque socialista de Europa, el campo popular hoy comienza a retomar con fuerza luchas por cuotas de justicia silenciadas en estos últimos tiempos.



En este proceso de retorno de los ideales de equidad, de búsqueda de otro mundo posible, juega un papel clave la Revolución Bolivariana que está teniendo lugar en Venezuela. Las líneas que marcan el mundo en los finales del siglo XX y en los inicios del presente están dadas, por un lado, por la precarización en las condiciones de vida de las grandes masas en todos los continentes producto de ese triunfo omnímodo del gran capital sobre el campo popular, y por un unilateralismo militar irreverente por parte de la potencia ganadora de la Guerra Fría: Estados Unidos de América.



Pero por otro, dada una lentificación en el ritmo de crecimiento económico de la gran superpotencia y en el aparecimiento de grandes bloques que le comienzan a disputar protagonismo, una nueva tendencia que también marca estos años es la recomposición del capitalismo a escala planetaria. Estados Unidos sigue siendo en la actualidad la primera potencia económica mundial con un producto bruto interno 16 veces más grande que quien le sigue: el Japón.



De todos modos la pujanza de décadas atrás ha comenzado a detenerse. Junto a ello vemos que han aparecido en escena una Unión Europea con un euro fortalecido y un bloque asiático (con Japón y China a la cabeza), que se muestran como polos de mayor dinamismo, de mayor vitalidad que los Estados Unidos, y que sin dudas comienzan a hacerle sombra.La competencia capitalista, al menos en principio, no parece llevar la opción bélica entre estos gigantes.



De todos modos la guerra interimperialista continúa, y la modalidad que va tomando es la del desarrollo de grandes bloques de poder continental basadas, fundamentalmente, en la competitividad económica y científico-técnica con países centrales dirigiendo el proceso y otros satélites que lo secundan. La creación de grandes bloques comerciales (Unión Europea, Cuenca del Pacífico) parece marcar el rumbo de las próximas décadas.




En ese contexto surge en el gobierno de Estados Unidos la idea del ALCA -Area de Libre Comercio para las Américas- como presunta "integración" continental, pero siendo en realidad un mecanismo de control hemisférico para afianzar su posición de potencia hegemónica desde donde competir contra esos nuevos bloques emergentes. IIEl ALCA representa un proyecto geopolítico de Washington que busca en realidad el establecimiento de un orden legal e institucional de carácter supranacional que permitirá al mercado y las transnacionales estadounidenses una total libertad de acción en su ya tradicional área de influencia (su patio trasero latinoamericano).




Los países que lo suscriban tendrán que transformar en constitucionales los arreglos surgidos de esta normativa, viendo aún más debilitada su capacidad de negociación y debiendo renunciar a su soberanía en la implementación de políticas de desarrollo. Según expresara con total naturalidad Colin Powell, ex Secretario de Estado de la administración republicana de George Bush: "Nuestro objetivo con el ALCA es garantizar para las empresas americanas el control de un territorio que va del Artico hasta la Antártida y el libre acceso, sin ningún obstáculo o dificultad, a nuestros productos, servicios, tecnología y capital en todo el hemisferio."





Dicho en otros términos: un continente cautivo para la geoestrategia de dominación de Washington basada en el saqueo institucionalizado de materias primas, recursos naturales, mano de obra barata y precarizada e imposición de sus propias mercaderías en una zona de reinado del dólar.



Por supuesto que la dependencia se asegura también, en último término, en las armas (léase: sus bases militares que hoy atenazan todo el subcontinente, desde Centroamérica a la Patagonia).Considerando que todo esto es la esencia verdadera del mecanismo de integración que propone Washington, el ALCA no puede traer bonanza para Latinoamérica y el Caribe.




La preservación de todas estas asimetrías es vital para la estrategia hegemónica imperial, tanto como la multiplicidad de monedas regidas por el dólar y el mantenimiento de enormes brechas salariales. El ALCA es, en definitiva, un mecanismo recolonizador.De hecho ya se han dado importantes pasos en la concreción del proyecto hegemónico de Washington: desde 1994 funciona el NAFTA (sigla inglesa de "Tratado de Libre Comercio para América del Norte"), acuerdo suscrito entre Estados Unidos, Canadá y México -que en realidad sólo ha beneficiado al primero de los tres-.




Debido a trabas interminables que se han dado en las negociaciones a partir de los intereses de los grupos de poder latinoamericanos que chocaban con los grandes intereses estadounidenses, pero más aún -y fundamentalmente- por la tenaz oposición del campo popular a través de los distintos movimientos sociales de protesta a lo largo de todo el continente- el ALCA no pudo entrar en vigencia para el 1º de enero del año 2005 tal como estaba previsto.




Ante ello la estrategia imperial ha sido comenzar a buscar la firma de tratados regionales o bilaterales, siempre con la misma inspiración del tratado original, que a la postre le brinden similares resultados. Así lograron establecer, a principios del 2005, el RD-CAFTA ("Tratado de Libre Comercio para América Central y República Dominicana"); y posteriormente Colombia y Perú, en el año 2006, terminaron firmando sendos tratados bilaterales, mientras Chile busca desesperadamente ser incluido como socio especial en el NAFTA.




Ahora bien: si la integración se centra sólo en el lucro económico de las empresas, ningún beneficio para las grandes masas será tenido en cuenta, por lo que la integración no servirá a un genuino proceso de desarrollo social. Es necesaria, entonces, una integración basada en otros criterios. Pero el proceso de integración latinoamericana y de los países del Caribe es hoy, por diversas circunstancias, muy frágil.




IIIProyectos de integración dentro de América Latina ha habido muchos, desde los primeros de los líderes independentistas a principios del siglo XIX hasta los más recientes del siglo XX: la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio -ALALC-, la Comunidad Andina de Naciones, el Mercado Común Centroamericano, la Comunidad del Caribe -CARICOM-. Recientemente, y como el proyecto quizá más ambicioso: el Mercado Común del Sur -MERCOSUR-, creado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia en 1996, al que se han unido posteriormente Chile, Perú, Ecuador, Colombia y últimamente Venezuela.





Sin contar, obviamente, con el mecanismo de recolonización del ALCA, que en realidad es más un sumatoria de países bajo la égida de Washington que una genuina integración. Hoy día, en un mundo globalizado con desafíos cada vez más grandes en lo económico, en lo científico y en lo tecnológico, en una sociedad mundial regida cada vez más por la información y el conocimiento de vanguardia, y en el marco del aún dominante sistema capitalista, las posibilidades de crecimiento y desarrollo como país independiente parecen ya imposibles. Ante ello se torna imprescindible entonces el impulso de bloques de naciones.




Estamos quizá ante el comienzo del fin de la idea de Estado-nación moderno, surgida en los albores del mundo post renacentista con un capitalismo naciente. Hoy la historia se juega en términos de bloques, de grandes bloques de poder económico-científico-político. Es por ello imperioso reconocernos en Latinoamérica como un gran bloque con historia común, y sin dudas también con un destino común.




Las burguesías nacionales que se desarrollaron a partir de la independencia formal a principios del siglo XIX han estado siempre en una relación de dependencia/complicidad con las potencias extranjeras. Son socios menores de los capitales transnacionales, o comercian con ellos los productos primarios que produce la región, pero la idea de unidad hemisférica independentista no pasa por su proyecto. El punto máximo en el planteo de integración de esas aristocracias es el actual proyecto de MERCOSUR.




Hay que destacar que ese mecanismo se centra en la integración capitalista, siempre ajena a los intereses populares. Para los sectores explotados en verdad no hay diferencias sustanciales entre el MERCOSUR y el ALCA. Como correctamente analiza el economista Claudio Katz: "Las clases dominantes de la región se asocian pero al mismo tiempo rivalizan con el capital externo. Propician el MERCOSUR porque no se han disuelto en el proceso de transnacionalización. Estos sectores buscan adecuar el MERCOSUR a sus prioridades.




Promueven un desarrollo hacia afuera que jerarquiza la especialización en materias primas e insumos industriales, porque pretenden compensar con exportaciones la contracción de los mercados internos. El problema de la deuda está omitido en la agenda del MERCOSUR. Los gobiernos no encaran conjuntamente el tema, ni discuten medidas colectivas para atenuar esta carga financiera.




Han naturalizado el pasivo, como un dato de la realidad que cada país debe afrontar individualmente". Dicho en otros términos: con el MERCOSUR no se pasa de "más de lo mismo". Hoy día por todo el continente comienzan a soplar nuevos vientos surgiendo prometedores -unos más, otros menos- gobiernos de centroizquierda. Pero es innegable que luego de años de "fin de la historia" y forzado neoliberalismo "más allá de las ideologías", renacen esperanzas adormecidas por años. Vuelve a hablarse de socialismo, de antiimperialismo, de Patria Grande. Aunque, para ser estrictos, todo este movimiento lejos está aún de posibilitar cambios estructurales profundos.



La integración es aún un proceso muy frágil, y de momento sólo manejada por las derechas.Entendido la integración como una nueva puerta que trascienda el MERCOSUR, comienza a tomar cuerpo la idea de una integración como proceso que conduzca a alternativas al modelo capitalista. Para las burguesías locales la integración no pasa de ser un campo de negocios que refuerce su poder. Contrariamente, para el campo popular la unidad regional puede ser un paso para la construcción de otra sociedad más justa.




IVContrariamente a lo dicho hasta el hartazgo por la prédica neoliberal, la liberación del comercio no basta para lograr automáticamente el desarrollo humano. La expansión comercial no garantiza un crecimiento económico inmediato ni un desarrollo humano o económico a largo plazo. Es más: la liberación no es un mecanismo fiable para generar un crecimiento sostenible por sí mismo ni para emprender una real reducción de la pobreza.



Es por eso que, pensando no tanto en el dios mercado y en el beneficio empresarial sino en los seres humanos de carne y hueso, en las poblaciones sufridas, marginadas, históricamente postergadas, y retomando el proyecto de patria común latinoamericana efímeramente levantado en el momento de las independencias contra la corona española así como contra la nueva iniciativa de dominación del ALCA, surge ahora la propuesta del ALBA -Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe-.




Esta nueva propuesta de integración fue presentada públicamente por el presidente venezolano Hugo Chávez en ocasión de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en la isla de Margarita en diciembre del 2001; se trazan ahí los principios rectores de una integración latinoamericana y caribeña basada en la justicia y en la solidaridad entre los pueblos.





Tal como lo anuncia su nombre, el ALBA pretende ser un amanecer, un nuevo amanecer radiante.El ALBA se fundamenta en la creación de mecanismos para crear ventajas cooperativas entre las naciones que permitan compensar las asimetrías existentes entre los países del hemisferio. Se basa en la creación de Fondos Compensatorios para corregir las disparidades que colocan en desventaja a las naciones débiles frente a las principales potencias; otorga prioridad a la integración latinoamericana y a la negociación en bloques subregionales, buscando identificar no sólo espacios de interés comercial sino también fortalezas y debilidades para construir alianzas sociales y culturales.




La noción neoliberal de acceso a los mercados se limita a proponer medidas para reducir el arancel y eliminar las trabas al comercio y la inversión. Así entendido, el libre comercio sólo beneficia a los países de mayor grado de industrialización y desarrollo, y no a todos sino a sus grandes empresarios.




En Latinoamérica podrán crecer las inversiones y las exportaciones, pero si éstas se basan en la industria maquiladora y en las explotación extensiva de la fuerza de trabajo, sin lugar a dudas que no podrán generar el efecto multiplicador sobre todos los grupos sociales, no habrá un efecto multiplicador en los sectores agrícola e industrial, ni mucho menos se podrán generar los empleos de calidad que se necesitan para derrotar la pobreza y la exclusión social.





Por eso la propuesta alternativa del ALBA, basada en la solidaridad, trata de ayudar a los países más débiles y superar las desventajas que los separa de los países más poderosos del hemisferio buscando corregir esas asimetrías. Con estas características, un proceso de integración hemisférica realmente sirve a las grandes mayorías por siempre excluidas. Como dijo el presidente Chávez sintetizando el corazón de la propuesta: "Es hora de repensar y reinventar los debilitados y agonizantes procesos de integración subregional y regional, cuya crisis es la más clara manifestación de la carencia de un proyecto político compartido.





Afortunadamente, en América Latina y el Caribe sopla viento a favor para lanzar el ALBA como un nuevo esquema integrador que no se limita al mero hecho comercial sino que sobre nuestras bases históricas y culturales comunes, apunta su mirada hacia la integración política, social, cultural, científica, tecnológica y física". El ALBA es, de momento, una buena intención pero aún no está afirmado en su posición.




De todos modos en esa línea pueden inscribirse ya importantes pasos: los convenios de cooperación suscritos entre Cuba y Venezuela son un ejemplo. Pero hay más aún en esta intención integracionista: la incipiente comunidad energética con Petrocaribe y Petrosur, la integración en la comunicación con el canal televisivo teleSur, las surgentes ideas de un Banco del Sur, de una Universidad del Sur, de unas Fuerzas Armadas del Sur.




Es decir: movimientos concretos que nos acercan y nos unen como pueblos contra la estrategia hemisférica de recolonización por parte del imperio y contra los mecanismos de unión aduanera capitalista del MERCOSUR. La propuesta de integración, de todos modos, es mucho más ambiciosa: entre otras cosas apunta a crear un gigante petrolero latinoamericano -Petroamérica-, que bien podría convertirse en punta de lanza de un amplio proceso de integración económica de la región cuestionando seriamente el monopolio energético que manejan las grandes compañías petroleras, estadounidenses en su gran mayoría.




El campo popular pasó años atrás por un momento de reflujo, a partir de las dictaduras que ensangrentaron el continente y los posteriores planes de ajuste neoliberal que se aplicaron. Pero hoy se están retomando tradicionales banderas de lucha por la justicia, en buena medida inspiradas por la Revolución Bolivariana de Venezuela. En este renacer asistimos a lo que se está formulando como "socialismo del siglo XXI". Aunque eso, al igual que el ALBA, está en pleno proceso de formulación, marca ya un camino: no debemos repetir similares errores del pasado. La construcción del socialismo en un solo país se ha demostrado sumamente dificultosa.




Hoy día, ante el surgimiento de grandes bloques de poder, pensar en desarrollos nacionales autónomos parece casi imposible, de donde surge la casi obligada necesidad de impulsar procesos regionales como opción con posibilidades reales de concreción. Una integración desde el capitalismo, dirigida tanto por las clases dirigentes latinoamericanas vernáculas como por Washington, no sirve para el mejoramiento real de las mayorías explotadas.





De ahí que las renovadas ideas de integración -en buena medida aportadas por el actual proceso bolivariano de Venezuela- marcan un importante camino alternativo. Una integración basada en principios de solidaridad y desarrollo genuino para los pueblos es, en estos momentos, un enorme paso hacia delante en términos políticos. El nuevo socialismo, el socialismo del siglo XXI, sin renunciar a sus postulados históricos, debe buscar nuevos perfiles. Y ahí entra en escena esta nueva idea de la integración.





El capitalismo de ninguna manera está derrotado; pero se abre hoy un nuevo escenario que permite profundizar su crítica. Aunque sólo Cuba y Venezuela transitan el socialismo, esos nuevos aires que soplan ahora por América Latina pueden marcar una tendencia que debe potenciarse: los pueblos ansían otra cosa. Unidos, buscando la integración solidaria para todos y no sólo aquella que beneficie a los tradicionales grupos de poder, podremos construir un mundo más justo. En ese sentido la nueva idea de integración latinoamericana puede ser un importante camino socialista.

Por: Marcelo Colussi

jueves, 29 de mayo de 2008

LA CONDICION DE LA MUJER EN EL CAPITALISMO Y EN EL SOCIALISMO



Feminismo y marxismo. O la condición de la mujer en el capitalismo y en el socialismo
Por: Livia Vargas González Fecha de publicación: 26/09/07


Las ricas, abortan, las pobres, se muerenPinta firmada por el Grupo S y tomada de alguna de estas callesEl socialista que no es feminista carece de amplitud.Quien es feminista y no es socialista carece de estrategiaLouise Kneeland.



Para el momento en que me hicieran la invitación de colaborar con este número de la revista A plena voz, lo primero que se me ocurrió fue escribir unas líneas dedicadas a la fundamentación de un feminismo marxista, partiendo de la premisa de que, en el capitalismo, no puede verse desligada la cuestión femenina de los antagonismos de clase.




Cierto es que el patriarcado no surge con el capitalismo, el propio Engels dirá en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado: “En un viejo manuscrito inédito, redactado en 1846 por Marx y por mí –se refiere a la Ideología Alemana–, encuentro esta frase: ‘La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de hijos’.




Y hoy puedo añadir: el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino”[1].Sin embargo, nada más beneficioso al capitalismo que el dominio patriarcal, la opresión a la mujer expresa más abiertamente sus contradicciones, y digo que las expresa porque hoy más que nunca se puede ver el carácter de clase que trae consigo la opresión a la mujer.




Si bien es cierto que con el capitalismo las mujeres hemos logrado conquistar ciertos derechos democráticos progresivos: el derecho al voto, el derecho al divorcio, el derecho al trabajo fuera del hogar –y esto último no por un asunto de bondad, si no más bien por una necesidad del capitalismo por multiplicar la fuerza de trabajo y obtenerla a menor costo–, entre otros, siguen perpetuándose formas de dominio y explotación que no parecen ser superadas si no con la destrucción del propio capitalismo.




Hoy vemos cómo en ningún país capitalista la mujer ha logrado deslastrarse de la doble y hasta triple jornada laboral que se le impone. Y es que la liberación de la mujer de la esclavitud doméstica implicaría muchos costos y, desde la lógica capitalista ni el Estado, ni el empresario, van a tener la “bondad” de asumir los costos, ni mucho menos socializar, un trabajo que históricamente ha tenido que asumir la mujer y en condiciones de esclavitud.




Parte de la ganancia del capitalista se encuentra precisamente en el trabajo del hogar no remunerado sostenido por la mujer como parte de su “rol natural”.La mujer sigue siendo vista como la gran reproductora de la fuerza de trabajo, es decir, como la máquina de parir hijos. Su sexualidad ha quedado reducida, aún hoy, a la simple tarea reproductora o, en el peor de los casos, como objeto del placer de los varones.




El derecho a la libre decisión de la mujer sobre su propio cuerpo, proyecto y procreación, sigue estando secuestrado y encerrado dentro de una discusión escolástica y oscurantista. Solo en algunos países desarrollados, en Cuba, y ahora en México DF y Bogotá, la interrupción voluntaria del embarazo no es penalizada.




Del resto, y sobre todo en los países semi coloniales, la interrupción del embarazo –aborto para el común– es asumida como un crimen que, a fin de cuentas, es pagado hasta con la muerte por las mujeres pobres que, al no contar con los recursos económicos suficientes, debe recurrir a prácticas completamente inseguras que atentan contra su propia vida.





Quizás sea bueno mirar la experiencia de la Revolución Rusa, fundamentalmente sus primeros años, para ver de qué manera es que allí se vislumbraban los primeros pasos para la emancipación de la mujer.




Algunas de las conquistas logradas fueron la legalización del divorcio, la legalización del aborto, la legalización de la unión homosexual, entre otras. Según Trotsky, “La revolución intentó heroicamente destruir el antiguo ‘hogar familiar’ podrido, institución arcaica, rutinaria y aplastante en la que la mujer de las clases trabajadoras está condenada a trabajos forzados desde la infancia a la vejez.




A la familia, considerada como una pequeña empresa cerrada, debía reemplazarla, según la intención de los revolucionarios, un sistema acabado de servicios sociales: maternidades, casas-cuna, jardines infantiles, restaurantes, lavanderías […] La absorción completa de las funciones económicas de la familia por la sociedad socialista, enlazando a toda una generación por la solidaridad y la asistencia mutua, debía traer a la mujer, y por ende a la pareja, una verdadera emancipación del yugo secular”[2].




Quizás este ensayo nos hubiese dado mejores luces si el proceso de burocratización, a la cabeza de Stalin, no hubiese frenado y echado para atrás las conquistas respecto al género que luego del 17 habrían logrado no solo mujeres, si no también homosexuales.




Creo pertinente, ahora, desviar un poco el sentido inicial del artículo, y dedicar las letras que restan a una discusión que, a mi juicio, comporta una importancia histórica y política mayor, sin dejar de estar escritas en clave marxista.




Durante las últimas semanas se ha reabierto un debate público alrededor de la condición de la mujer venezolana y la propuesta de reforma constitucional introducida por Chávez. Se comienzan a ver otra vez pintas en las calles que se atreven a exigir abiertamente algunos de los derechos por los que históricamente ha luchado la mujer: “anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”, “las ricas abortan, las pobres mueren”, “reconocimiento al trabajo de la mujer ama de casa”, son algunas de las consignas que logran mostrar las paredes.




Sin embargo, y aunque se exponga un discurso de equidad en el género, las demandas fundamentales de la mujer, una vez más, han quedado silenciadas y guardadas en el cajón de los “asuntos sin importancia”. Siguen quedando marginadas las demandas de la mujer, y sigue viéndosela desde la tradicional forma patriarcal que la asume como “espíritu sacrificado”.




La condición de la mujer trabajadora no ha variado mucho en los últimos años, y las condiciones de explotación a las que está sometida, tampoco, aún cuando la mujer ha demostrado una y otra vez su total y entrega y disposición de lucha por la construcción de un mundo mejor. Alrededor de 5 mujeres son asesinadas semanalmente en nuestro país por razón de su género, según cifras anunciadas en el Diario VEA el pasado 2 de septiembre.




Desconocemos la cantidad de mujeres que quedan estériles o que mueren por abortos clandestinos, en vista de la total ausencia de registros al respecto. Desconocemos también el número de violaciones y casos de violencia intrafamiliar que día a día suceden en cualquiera de los rincones y hogares del país, en tanto que este registro no es público o es de difícil acceso. “Según cifras del Instituto Nacional de Estadística correspondientes al segundo semestre del 2006, el 23% de las mujeres económicamente activas tiene entre 2 y más años buscando trabajo.




Del total de las y los ocupados, sólo el 39,1% corresponde a las mujeres, sin contar con que, para este instituto, el trabajo doméstico no es considerado como ocupación y, más bien, se lo coloca junto con el sector inactivo junto con el estudio y la discapacidad. Del total de mujeres [económicamente activas] que residen en el país, el 21,60% se dedica de forma exclusiva al trabajo del hogar, mientras que, del total de los hombres, solo el 0,38% se dedica de forma exclusiva al trabajo doméstico [...]




Es de acotar también que, de las mujeres ocupadas, el 63,8% percibe un ingreso menor a 500.000 bolívares, el 33,56% percibe entre 500.000 y 1.499.000 y solo el 2,68%, percibe un ingreso mayor al 1.500.000 bolívares […]”[3]. Visto este panorama, sigue en permanente vigencia la lucha por una verdadera revolución social que brinde las condiciones para la emancipación de la mujer, retomando y llevando hasta el final los pasos dados durante los primeros años de la Revolución Rusa.



editorasfeministas@yahoo.com

LA REVOLUCION BOLIVARIANA CON MIRADA DE MUJER



La revolución bolivariana con mirada de mujer
Por: María J. Berrío - Informe 7 Fecha de publicación: 09/03/05



“Entiendo que muchas mujeres hoy en día trabajan por obtener una mayor tajada de la torta pero yo no lo voy a hacer…porque prefiero trabajar para cambiar la receta” J. Kramarse C. TrechlerDurante siglos, siglos y más siglos a las mujeres nos fue negado participar de la torta, aunque generalmente la hemos tenido que preparar.




No se nos reconocía ningún derecho, con una escasa valoración social centrada exclusivamente en el espacio privado, la casa, el esposo y los hijos e hijas. La gran mujer detrás de un gran hombre, nunca al lado, a la par, juntos en la lucha por la vida.Desde finales del siglo XIX las mujeres comenzamos a conquistar el reconocimiento de algunos derechos, tales como tener vida propia y existencia legal, no sólo vinculada al padre, al esposo o al hijo.




Pasamos, entonces, a tener pequeños pedazos de la torta. Cada vez los pedazos han ido creciendo a nivel mundial con la aprobación de la Convención contra la discriminación hacia la mujer, del enunciado de los derechos sexuales y reproductivos y en general con el acceso de algunas mujeres a espacios públicos antes vedados: universidades, empleos, cargos gubernamentales.




La lucha por la conquista de nuestros derechos ha sido y sigue siendo necesaria. Debemos garantizar que la sociedad y sus leyes asuman nuestra particularidad de género. Sin embargo, en este mes de la mujer queremos plantearnos un dilema más trascendente que nos permita analizar la Revolución Bolivariana con mirada de mujer;...



¿SEGUIMOS LUCHANDO POR TENER PEDAZOS MÁS GRANDES DE LA TORTA HASTA ALCANZAR AL MENOS LA MITAD O CAMBIAMOS LA RECETA?


Las mujeres hemos caído en la tentación de convertirnos en “hombres honorarios”: nos han vendido y hemos asimilado que la liberación de la mujer está asociada a triunfar en el mundo público, mayoritariamente masculino, tener los mismos derechos de los hombres, ser iguales. Pero ¿iguales a quién y en qué? ,...



Pareciera que reconocer socialmente los derechos de la mujer consiste en darle a éstas los mismos derechos que tiene el hombre, incorporarla a una sociedad donde lo masculino es considerado paradigma de lo humano, es decir, que la forma normal de vivir es hacerlo como los hombres, al punto que aún mucha gente cree que al decir Hombre estamos incluidos e incluidas los seres humanos en su totalidad.




Se obvian así las necesidades propias y las características específicas que conllevan derechos particulares de género; al querer ser parte de un mundo regido por normas dictadas desde esta visión masculina los hijos e hijas, el hogar, la emotividad, la subjetividad se convierte en “limitaciones a superar para poder triunfar en la vida pública”,....



¿QUÉ SIGNIFICA CAMBIAR LA RECETA?

Un compromiso con la inclusión, con la construcción de un mundo donde todos y todas quepamos con nuestras diferencias y nuestras semejanzas, donde las distintas maneras de ser, sentir, actuar sean valoradas e incorporadas y, por tanto, todos y todas podamos asumir aquello que nos ha sido negado.



Una receta que no incluya la pobreza como ingrediente, donde hombres y mujeres tengamos derecho a una vida digna. Una nueva torta en la que el trabajo de todos y todas dentro y fuera del hogar sean reconocidos como aportes colectivos a la construcción de una sociedad justa.



Un mundo donde la sensibilidad y la subjetividad pasen a ser parte fundamental de la realidad, sean considerados un forma válida de ver el mundo no exclusiva de la mujer, donde se vivan como fuente de fuerza, creación y encuentro para todos los seres humanos.



En la Revolución Bolivariana nos estamos planteando una nueva receta. La Constitución como Proyecto de país en el que estamos comprometidos asume que las mujeres formamos parte del colectivo social cuando nos nombra en forma expresa, nos hace visibles, acepta nuestra existencia.



Pero además, reconoce el valor social y económico de los oficios domésticos incorporando las amas de casa a la seguridad social por el trabajo que desempeñan dentro del hogar, otorga igual valoración en deberes y derechos a la paternidad y la maternidad.



Pero, por sobre todo, el Proyecto Bolivariano tiene como eje la inclusión especialmente de aquellos y aquellas que las políticas económicas y sociales de la dominación a mantenido excluidos y excluidas durante siglos. Y las mujeres hemos oído el llamado a la inclusión y nos hemos incorporado masivamente a todos los espacios de organización social y política.




Hemos asumido que la construcción de un nuevo país no puede hacerse sin nosotras, sin nuestra participación protagónica a la que nos llama la Revolución Bolivariana. Y estamos recibiendo el reconocimiento social que nos merecemos cada vez que se asume públicamente que las Misiones, las UBEs, los Comités de Salud, los Comités de Tierras Urbanas están integrados mayoritariamente por mujeres.




Y es que LUCHAR POR LA VIDA,...'

es parte esencial de lo que hacemos las mujeres.Tenemos por delante aún muchos retos para que la receta siga cambiando y el nuevo MUNDO POSIBLE, NECESARIO E INDISPENSABLE incluya para nosotras la vida justa y digna que nos merecemos.



La Revolución aún se hace difícil dentro del hogar, trabajamos en las organizaciones sociales y políticas, nos incorporamos a los estudios y cuando llegamos a casa muchas veces no tenemos el apoyo que deseamos, recibimos críticas y poca ayuda en las labores del hogar, lo cual dificulta la continuidad de nuestra participación.




Por esto para nosotras las mujeres bolivarianas el llamado a profundizar la Revolución Bolivariana es hoy la construcción de la REVOLUCIÓN EN LAS CALLES Y EN LAS CASAS. Que de una vez por todas las relaciones de igualdad entre hombres y mujeres sea un objetivo revolucionario que permita a todos y todas crecer hacia una sociedad justa y solidaria.

LA REVOLUCION TIENE NOMBRE DE MUJER,...


LA REVOLUCION TIENE NOMBRE DE MUJER



Por: Efraín Valenzuela y Cecilia Rodríguez. Fecha de publicación: 08/03/05

Si el 8 de Marzo de 1908, en Nueva York, un conjunto de obreras de una fábrica textil, protestaban por los abusos de los patronos, y un incendio, criminalmente, provocado ocasionó la muerte de 129 trabajadoras; en Colombia: Oveida, María y 15 mujeres más, todas del campo, huyendo de los crímenes de los paramilitares, emprendieron, decididamente, la construcción de la paz, en medio de esa guerra, cruenta y cruel, que durante medio siglo han vivido nuestras hermanas colombianas.



Fundarían El Valle del Encantado: 128 hectáreas en la vereda de Córdova. Uno y otro suceso tienen, apenas, una diferencia de casi cien años.Y es que todavía, en los albores del siglo XXI, no se ha entendido el papel revolucionario de la mujer en la construcción de la nueva estructura societaria.



Sería abrumadora la cantidad de ejemplos, de vida ilustres, de heroínas anónimas en los Barrios, en la historia, en los campos, en el altiplano, en la costa y en la urbe, de mujeres luchadoras por la vida, por lo hijos, por el pan diario, que casi sin darnos cuenta pasan desapercibidas, pero que han dejado huellas con las cuales se construye la historia cotidiana de los pueblos y las naciones.




La agricultura es un invento y realización de la mujer; la micro política, del diario que hacer con el compañero amado, es un invento y realización de la mujer. El machismo es, también, un invento de la mujer para que los hombres tengan la pretensión de que mandan.




El acto, inmensamente, revolucionario, desde cualquier punto de vista que se le mire: social, histórico, biológico, divino y humano. es parir. La mujer significa un opuesto histórico complementario del hombre. Bien lo sentenció Yahveh-Dios: “No es bueno que el hombre esté solo: hagámosle ayuda y compañía semejante”. Varona, la llamó Adán, “porque es hueso de mis huesos y carne de mi carne.




Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne. El equipo perfecto. No obstante, que la mujer ha tenido, históricamente, que luchar contra los hombres en casa y de los hombres de las clases dominantes y explotadoras.




La historia nos brinda como herencia digna y trascendente: a Anacaona, india haitiana. Poeta. En los areítos, fiestas indias de hermandad, Anacaona componía los versos, invocaba al Sol y la Luna, y a los zemis, dioses protectores de su etnia. De la misma forma que componía versos; enfrentó a los españoles, abusaron de ella y la ahorcaron: “Su libertad nunca llego”.Manuela Saenz organizaría, a los 15 años, con su madre la resistencia contra la invasión de los conquistadores.




Antes de conocer a Bolívar sería condecorada, por San Martín, con el título de Caballereza del Sol. Iracunda y militar. Muerto El Libertador, y sola rechazaría, la herencia que le dejara su esposo Jaime Thorne. Su encuentro con Simón Rodríguez nos brindara uno de los episodios, tremendamente nostálgicos de la historia. Le diría el Maestro: Manuela, me voy porque dos soledades no pueden acompañarse.




Bien pudo, Jaqueline Reyes, la primera víctima del 27 de Febrero, militante de las redes sociales de la parroquia San Agustín, haber sido Ada Byron, primera programadora de computadoras de la historia. Bien pudo Jaqueline Reyes, venezolana, haber sido Flora Tristán, precursora de la primera internacional socialista: Bien pudo, Jaqueline Reyes, haber sido Violeta Parra, compositora chilena, muerta de un disparo porque las penas de amor le ganaron la partida. Bien, pudo haber sido Jaqueline Reyes, Marìa Montessori creadora del método más importante para la enseñanza de preescolar.




Bien pudo haber sido Jaqueline Reyes, Giorgina Gamboa, violada por los “Sinchis”, policìas Peruanos.Recordemos el papel de la mujer en la Batalla de Santa Inés; recordemos las muchas Adelitas de la Revolución Mexicana y actualmente en Chiapas; recordemos el papel de la mujer en la Revolución Cubana; las luchas por los derechos civiles en los Estados Unidos; Ángela Davis y el Poder Negro.




Recordemos a Isadora Duncàn, María Teresa Vera, Guillermina Ramírez y tantas otras que ha recorrido el movimiento de mujeres, con viejas y nuevas luchas; problemas viejos y nuevos, encarados cada vez con mayor energía, legitimidad y convicción para afirmar el derecho a la ciudadanía plena y a la participación en igualdad de condiciones en todos los ámbitos. No olvidemos que la revolución tiene nombre de mujer.




Nuestro respeto, admiración y sobre todo orgullo venezolano a todas las heroínas que se encuentran en nuestras comunidades y todas las venezolanas que con sus esfuerzos, responsabilidades y tesón impregnado en sí misma, nos dan día a día el pan de la educación, nobleza, superación y trabajo. En estos tiempo de amenaza de intervención y atentados contra nuestra soberanía, la mujer sabrá ocupar su puesto de combate.

DESARROLLO SOCIAL Y EDUCACION EN VENEZUELA





Haciendo Historia: Desarrollo Social Acelerado en Venezuela
Por: Paul Fortis Fecha de publicación: 18/10/07


La historia que el pueblo no conoce la está aprendiendo en la práctica haciendo la historia misma. El pueblo venezolano sentado en uno de los subsuelos más ricos del mundo está aprendiendo que para que esos recursos lleguen al pueblo se hace necesaria la revolución y dentro de ella la Reforma Constitucional de la Carta Magna de la República Bolivariana de Venezuela.




Hacer la revolución no consiste solamente en que el gobierno la va a hacer. Somos todos los ciudadanos, somos todos los venezolanos@ los@ que tenemos que participar de ella y la primera revolución que tenemos que hacer es con nostros@ mismos aprendiendo a ser honestos, a entregar nuestras vidas al bien común, al desarrollo político, económica y social de la nación, sin intereses mezquinos, sin la tentación espejista de convertirnos en millonarios para estar encima de los otros.




En el desarrollo político, aunque la revolución sea como una lluvia de estrellas, como granadas de luz, como dijera recientemente el compañero Dagoberto Gutiérrez, siempre va a tener enemigos en aquellos que van perdiendo día tras día el poder absolutista oligárquico y que por supuesto saben que el eterno festín, la eterna borrachera se está terminando, para ello mandan a sus basuras plumíferas a países como El Salvador para que ladren como hienas hambrientas que han perdido a su presa.




Recientemente un carroñero venezolano que es reclamado por el gobierno por haber sido procesado y condenado por la justicia bolivariana se encuentra libre en El salvador donde se dedica a denigrar al gobierno de “Chávez”. Otro Carroñero de apellido Peña Esclusa, es otra de las hienas que el gobierno Arenarco de El Salvador ha contratado para que vengan a tratar de denigrar a Venezuela.




Saca dice que en Venezuela no hay libertad, que se niega la salida a personas importantes [para quién?], para Arena y la derecha internacional y compara a Venezuela con Cuba ingiriendo en la vida interna de dos naciones que han ayudado desde siempre al pueblo salvadoreño.




Es raro que ya no digan los soviéticos, los comunistas come niños, pero de un antropófago como Enrique Viera Altamirano dueño y señor del “Diablo de Hoy” tenemos que esperar lo peor, lo más sucio que el periodismo mediocre, oscurantista y medieval salvadoreño y su equipo editorialista de arti-culeros , los plumíferos carroñeros Davisa Escobar Galindo, Marvina Galeas de Villalobos, Paolo Adolfo Luers (El Nazi Chuco) Joaquín “CIA” Villalobos y ahora la carroña venezolana y de la pequeña Habana desde Miami trabajando para El Diablo de Hoy.




No es raro que el gobierno arenarco bien venga a esta podredumbre ya que han dado cabida a ratas cancerosas del calibre de Orlando Bosch y Posada Carriles y a muchos carteleros colombianos, mejicanos y guatemaltecos con los cuales el actual gobierno y la oligocracia nacional tienen estrechas relaciones que vienen como “Turistas” con inmunidad diplomática a descansar y esconderse a nuestro país.




Venezuela crece y hace historia a ritmo acelerado,

la escuela elimina las paredes y la patria se convierte en un inmenso Campus de Educación Popular. Las “Aldeas Universitarias” y los Tecnológicos se extienden por toda la nación bolivariana. El pueblo aborigen es reconocido y se les entrega “Títulos de Tierra” y millones de bolívares para el desarrollo económico y socio-cultural de las comunidades, la nación comulga con la simbiosis hombre-tierra mientras las aguas del Orinoco alimentan la fauna y la flora nacional.Un país así, da envidia y al mismo tiempo que es el orgullo de Latinoamérica, es la espina que como daga mortal está clavada en el corazón del imperialismo.




El imperialismo ha fracasado en sus intentos desestabilizadores contra la Revolución Cubana, como ácido sulfúrico en los intestinos ulcerosos de Falsilandia. Ahora ya no es sólo Cuba, está Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y próximamente El Salvador que bien podríamos fundar la Comandancia Revolucionaria Latinoamericana (CORELA), la cual uniría a todos los ejércitos revolucionarios de nuestras naciones en defensa de nuestra soberanía en el caso de cualquier intento “suicida” de parte de los piratas y filibusteros imperialistas.




Venezuela crece: la Reforma Constitucional permitirá acelerar aun más los cambios. La revolución tiene que desechar esos treinta y tres artículos por no estar acordes con lo que la ciudadanía quiere, con los objetivos de la revolución.Por otro lado tenemos la educación y más que todo la alfabetización ideológica del pueblo.




Tenemos que enseñar al pueblo a amar el proceso, tenemos que explicarles las formas como los tenían engañados los derechistas, tenemos que formar de cada familia venezolana una Célula en Defensa de la Revolución, tenemos que concientizar a todo aquel que siendo parte del pueblo ha sido engañado por el enemigo de tal forma que son incapaces de ver los adelantos en pro del bienestar de sus mismas familias.




La Revolución es tan humana que regresó a la vista a Mario Terán quien fuera el que asesinara por órdenes de la CIA y de sus superiores al Che Guevara, en otro país como en Los Estados Unidos lo hubieran descuartizado y vendido en subasta pública por ser el Famoso Asesino del Che.




La educación es el área más fundamental de la Revolución.

Con el desarrollo de la misma muchos académicos e intelectuales inconformes comenzarán por criticar el proceso y después pasarán a engordar la gusanera de Miami que junto a los explotadores complotarán contra el proceso para lo cual el pueblo venezolano tiene que estar preparado para dar las respuestas adecuadas a cada intromisión extranjera.



Con el desarrollo, crecimiento y formalización del proceso revolucionario, nuevos científicos, nuevos docentes y nuevos intelectuales se están formando. No se puede dejar la educación en manos de gente que jamás ha planificado la educación para la libertad, el juicio crítico y el verdadero patriotismo.



La revolución está creando una obra física en Venezuela,

Que es una infraestructura envidiable para muchos países; se construyen fábricas, puentes, puertos, sistema de carreteras, escuelas, hospitales, clínicas, universidades, casas para el campesinado, la población aborigen y la gente sin recursos de las zonas urbanas, se cierran cárceles y en los viejos edificios de la ignominia carcelaria funcionan cooperativas, sindicatos, teatros, y talleres de enseñanza.



La atención médica no sólo se ha vuelto accesible, sino que ha alcanzado un alto grado de avance científico. La revolución se desarrolla, va madurando día a día, por lo cual se hace necesario que nos preparemos en todos los campos posible para defender este hermoso proceso.



La aves de rapiña otean desde la oscuridad, contestémosles preparándonos, educándonos ideológicamente, luchemos por constituirnos en el nuevo ser con que soñara el Che, imitemos el humanismo y dulzura de José Martí y la templanza de Fidel, el unionismo de Bolívar, los sacrificios de Sandino y Farabundo Martí, las enseñanzas pedagógicas de Paulo Freye, la teología de la liberación de Monseñor Romero.


Estudiemos a los clásicos no para impostar ideologías, sino para ser capaces de aplicar dialécticamente lo que sea conveniente a nuestro genuino proceso, luchemos toda nuestra vida por la libertad con justicia social para nuestro pueblos, silo de esa manera estaremos contribuyendo positivamente y haciéndole menos costosa la inmensa y hermosa tarea histórica del Comandante Chávez Frías y su gobierno revolucionario.

LA UNIVERSIDAD POSIBLE Y LA RESISTENCIA AL CAMBIO


La universidad posible y la resistencia al cambio.


Caso: Unellez-OPSU

Manuel Mariña - www.aporrea.org23/10/04 - http://www.aporrea.org//a10291.html



La universidad posible, aquella que permita hacer realidad lo establecido en la Constitución Bolivariana, no será viable alcanzarla, en forma exitosa, si no se remueven las bases que sustentan el actual paradigma académico y administrativo.



El Artículo 103 establece: “Toda persona tiene derecho a una educación integral de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocaciones y aspiraciones.”Este solo artículo, demuestra la inmensa exigencia que, en materia de difusión del saber, establece la Constitución Bolivariana.



Sin embargo, dada la limitación de los recursos existentes y la ineficacia del actual sistema universitario, parece imposible convertir en un objetivo factible lo establecido en éste Artículo. En un País, cuya educación superior presenta una demanda que supera la capacidad de respuesta de su sistema educativo, el darle respuesta exitosa a lo que establece este artículo se convierte entonces en un gran reto.




Como se sabe, toda revolución ocurre cuando hay un cambio de paradigmas. De aquí que los propósitos de una nueva institución universitaria, no pueden estar aislados de los objetivos de la Revolución Bolivariana. La universidad debe incluir en su proyecto de refundación las exigencias de ése nuevo paradigma nacional, si realmente desea realizar una labor exitosa y de cara a las innovadoras propuestas sociales y económicas del proceso.




Si partimos de los objetivos establecidos en el Art. 103 de la Constitución Bolivariana, respecto al derecho a la educación para todos en igualdad de condiciones y oportunidades, concluimos en que tales objetivos son imposibles de alcanzar bajo las condiciones que, en lo administrativo, gerencial y político, actualmente sustenta el máximo ente de planificación y coordinación del sistema de educación superior: el CNU-OPSU.



Bajo la Ley de Universidades vigente, (Art.18) el sistema de educación superior se encuentra bajo la planificación, coordinación y dirección del Consejo Nacional de Universidades (CNU) y de su ente de asesoría técnica y de planificación: la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU).




Esta circunstancia nos permite afirmar que, bajo esta Ley, la capacidad del Ministro de Educación para promover o apoyar los cambios que requiere la transformación universitaria o, incluso los que requieren las misiones Ribas y Sucre , depende de la conformación político-ideológica y de la concepción que , en materia de transformación universitaria, posean los integrantes del CNU.



Si el derecho de todos a acceder al saber también esta condicionado por el derecho del CNU a decidir quienes pueden y quienes no pueden accederlo, entonces se hace imprescindible dilucidar el papel que actualmente ejerce el Consejo Nacional de Universidades (CNU) y su ente de asesoría técnica: la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU).




Bajo esta perspectiva, la pregunta inmediata sería: ¿por qué el CNU-OPSU constituye un ente que hoy está incapacitado para responder a la exigencia de una educación para todos en las condiciones que señala la nueva Constitución? En primer lugar, habría que señalar, que la forma en la cual la actual Ley de Universidades concibe el sistema de educación superior y en particular al ente encargado de su planificación y coordinación (el CNU), constituye una concepción no solo elitista y excluyente sino además, organizacionalmente imposibilitada, en el plano gerencial y administrativo, para conducir con eficacia las propias exigencias que hoy presenta el sistema de educación superior.




La existencia de la llamada “Prueba de Aptitud Académica”, vista a la luz de la concepción de “una educación para todos”, constituye un filtro de carácter excluyente. En esta prueba, quien no califica, se le imposibilita el ingreso a la educación superior oficial. Ante esta circunstancia, está planteada una contradicción entre acceder a la educación superior vía OPSU (paradigma actual) o acceder vía Misión Sucre (paradigma revolucionario.




Nos preguntamos:¿Cuál debería prevalecer? Por otra parte, el CNU está integrado por el Ministro de Educación Superior quien lo preside, los 37 rectores de las universidades nacionales (17 oficiales y 20 privadas), 3 representantes profesorales (2 por universidades oficiales y 1 por las privadas), 3 representantes estudiantiles (2 por universidades oficiales y 1 por las privadas), 3 profesores (elegidos cada uno por la Asamblea Nacional, por la Comisión Delegada y por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas respectivamente).También forman parte del CNU, pero solo con derecho a voz, el Secretario del Consejo, el Director de la OPSU, un representante del Ministerio de Hacienda y un Decano por cada universidad nacional o privada.




En total, el CNU está integrado por 87 personas (todas con derecho a voz y 47 con derecho a voz y voto).que se reúnen una vez al mes para decidir sobre materias o propuestas de análisis elaboradas básicamente por la OPSU y por comisiones de su propio seno. Esta configuración, en un cuerpo de decisiones colegiadas de esta dimensión, nos conduce a una obvia interrogante: ¿Cómo puede un cuerpo de dirección de tal dimensión y de naturaleza plural, erigirse en el conductor eficaz y eficiente de un sistema de educación superior que, como el actual, exige celeridad y apertura revolucionaria en sus decisiones?,......




La respuesta es simple: no puede responder con eficacia y, políticamente, por constituir un ente colegiado de carácter autónomo y donde convergen diversidad de intereses personales y grupales, sus acaloradas e interminables deliberaciones lo han convertido en un cuerpo que funciona más como un partido político que como el máximo ente académico de conducción de la educación superior del país.




¿Podrá entonces el recién creado Ministerio de Educación Superior solventar ésta ineficacia?La conducción del sistema de educación superior no obedece, como pudiera creerse, a la orientación que por razones administrativas o políticas, pudiera darle el ministro a cargo del Despacho de Educación. La posibilidad de orientar la acción de un “pesado” cuerpo colegiado como el señalado, hacia la dinámica de las exigencias de transformación que hoy reclama la educación superior, esta fuera del alcance de cualquier ministro.




Por ejemplo, ¿Cómo puede el paradigma vigente apoyar al Ministro de Educación Superior en propuestas como: “la educación debe estar disponible para quien sea, donde sea y como sea, sin ninguna otra exigencia distinta a el deseo de accederla de quien la necesite”? o, algo más sencillo, ¿cómo puede responder a la llamada “municipalización de la educación superior”?....




Bajo estas circunstancias, el Ministro de Educación Superior, pese a ser quien preside el CNU, se encuentra imposibilitado, por razones legales, políticas e incluso organizacionales, para apoyar, en forma contundente, los avances y propuestas que, por vía unilateral unilateral, pudieran adelantar los rectores de aquellas universidades experimentales que, precisamente, por su carácter experimental tomen decisiones que, ante el vacío político-legal del CNU, respondan a los lineamientos revolucionarios y constitucionales (Art. 103) de la educación superior en el País.




Todos conocemos la importancia de una Ley de Educación Superior como la plataforma fundamental para la construcción de una universidad basada en un nuevo paradigma.Sin embargo, la pregunta que debemos formularnos es: ¿Son los dueños del paradigma actual los que deben redactar ese proyecto de Ley de Educación Superior? Sabemos que el CNU, a través de su oficina asesora la OPSU, ya tiene redactado un proyecto de Ley de Educación Superior.





La existencia de este proyecto de ley nos lleva a otra interrogante: ¿Podrá entonces el CNU-OPSU, vistos como los representantes directos del paradigma que imposibilita el cambio, redactar una ley que establezca su propia desaparición?.De acuerdo a lo señalado por cualquier libro sobre Teoría Administrativa ninguna organización capaz de planificar en forma autónoma respecto a su futuro y que al mismo tiempo decida en el presente sobre el manejo de recursos para atender ese futuro, establecería un futuro distinto a aquel que no sea el su interés.




Esto, desde luego, suena obvio porque en lenguaje llano, esto lo que significa es que nadie esta dispuesto a “automoverse el piso”.El llamado “Efecto Paradigma” nos induce a rechazar todo aquello que no se enmarca dentro del paradigma que conocemos. De igual forma, cuando intentamos transformar algo, la tendencia es a hacerlo a partir del paradigma conocido.





Esta circunstancia tal vez nos permita explicar, en el caso del Proyecto de Ley de Educación Superior elaborado por CNU-OPSU, porque este proyecto fue desarrollado bajo un proceso inverso, esto es, han elaborado primero la propuesta de ley para después diseñar la universidad que le corresponda a dicha propuesta.




Dada la importancia que, para el futuro del proceso, presenta dicha ley, su formulación debe realizarse en sentido contrario: la identificación de la universidad deseada en el contexto de un nuevo país, como paso previo a la ley que le daría soporte a esa universidad. Es claro, que bajo este esquema, la nueva Ley, tanto por razones de eficacia y eficiencia administrativa como por razones de exigencias del nuevo paradigma, obviamente excluiría al CNU-OPSU.




El diseño de la universidad deseada entonces, no debe ser el resultado del trabajo realizado por los actuales ‘’dueños del paradigma’’, llámese Asociación Venezolana de Rectores Universitarios (AVERU),Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU), o incluso, el propio Ministerio de Educación Superior (ministerio cuyas funciones, desde su creación, en la práctica han sido secuestradas por el CNU-OPSU).



Todos estos entes tienden a sufrir las consecuencias del ‘’efecto paradigma’’: se orientan a rechazar lo desconocido y a aferrarse en el perfeccionamiento de lo conocido.Si intentamos refundar al País bajo un proceso revolucionario de cambios que no tiene parangón en la historia de las revoluciones del planeta, y si estamos concientes de la importancia que para éste propósito, tiene la educación superior, el camino no puede ni debe ser el de perfeccionar el paradigma que se tiene.




Se hace necesario entonces, construir esa nueva universidad a partir del pensamiento de los que podemos llamar los ‘’mutantes del sistema’’(31)(si es que hay que darle algún nombre a los que, por razones desconocidas, se salen del paradigma) y de los propios receptores del saber: los estudiantes y las comunidades en general.Son dos, los grandes obstáculos que habría que superar si se desea avanzar sin demoras en ese proceso de refundación universitaria.




El primer obstáculo lo constituye la ausencia de un amplio proceso de discusión de carácter constituyente que permita establecer, dentro del marco de la visión del país que se desea, la universidad capaz de soportarlo. El segundo obstáculo está configurado por la reacción que, ante la propuesta de refundación universitaria, asumirían los integrantes del CNU ,tanto los que adversan el actual proceso de cambios como los que lo apoyan (especialmente los que ocupan posiciones de poder en ese máximo ente de conducción del sistema de educación superior ).




En el entorno de este rechazo estarían dos grupos: los que se oponen por responder a lo que podemos definir como el «efecto paradigma» (rechazo ante la incertidumbre creada por el temor a la pérdida que podría implicar la aceptación de lo desconocido) y los que temen perder las posiciones de poder que devienen, precisamente, del manejo del paradigma existenteUn ejemplo de este poder esta representado en la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU).



Esta Oficina, como hemos señalado, esta adscrita al CNU como una oficina de asesoría técnica pero, por ser el CNU un ente colegido cuya actividad se limita a una reunión de deliberación al mes, es la OPSU quien en la práctica, al asumir operativamente las funciones financieras y administrativas se convierte en el verdadero conductor del CNU.La figura de cualquiera que sea el ocupante del cargo de Director de dicha oficina adquiere, por ésta vía, una capacidad de acción y de poder que finalmente resulta superior al que puede desplegar el propio ministro del Despacho de Educación Superior.




Son muy significativos los anuncios o comunicados de prensa donde diversas organizaciones gremiales o institucionales del sector de la educación superior, agradecen al Director de la OPSU, los favores recibidos, sean éstos becas, computadores, pasajes, publicación de libros, laboratorios, autobuses o fondos para tal o cual investigación.




Ese carácter discrecional, de dar o ayudar a quien él considere que deba ayudar, es lo que permite que el sistema actual le confiera al Director de la OPSU un esquema perverso de lealtades y compromisos que a su vez retroalimentan su poder.Igualmente resulta inconcebible para la visión de desempeño exitoso del Ministro de Educación Superior que su imagen sea presentada en una cuña televisiva (como se ha visto) acompañado por un Director de Oficina donde el narrador comienza anunciado “El Ministro de Educación Superior (fulano de tal) y El Director de la OPSU (fulano de tal) realizan una donación de computadores o autobuses a tal o cual universidad”.




El poder que el actual sistema le confiere a la OPSU se debe, entre otros factores a los siguientes:Es la OPSU, quien elabora los informes técnicos que sirven de base para la aprobación o improbación de nuevas universidades o de nuevas carreras.Es la OPSU quien, en la figura de su director administra recursos financieros que, en forma discrecional, son utilizados para apoyar desde la provisión de fondos a profesores para la compra de equipos para sus proyectos de investigación, hasta la donación de autobuses o computadoras para cualquier universidad nacional.




Es la OPSU quien intermedia la obtención de recursos presupuestarios entre la Oficina Nacional de Presupuesto (ONAPRE), el ministerio de Finanzas y las universidades nacionales.Es la OPSU quien, igualmente, propone las normas que regulan la distribución presupuestaria y la asignación de recursos para la cancelación de las deudas o pasivos laborales de las universidades del País.Es la OPSU quien propone candidatos a ocupar cargos de dirección dentro del sistema de educación superior.




Estos cargos van desde Rectores y Vicerrectores hasta Directores o representantes profesorales ante diversos entes de la administración pública del País.Es también la OPSU quien propone la apertura de expedientes o la aplicación de sanciones a aquellos rectores que consideran apartados de la normativa vigente.




Es muy significativa la controversia surgida en ocasión de la decisión tomada por la OPSU en Septiembre del 2004 cuando propuso ante el CNU, la apertura de expediente al Rector de la Universidad de los LLanos Ezequiel Zamora (UNELLEZ), bajo el señalamiento fundamental de abrir nuevas carreras para inscribir a más de 30 mil bachilleres de la Misión Sucre sin la debida permisología.




Esta controversia con la UNELLEZ se produce debido a que otra de las funciones de la OPSU es la de proponer alternativas acerca de la magnitud y especialización de las universidades y de los modelos de organización de las mismas. Cualquier intento de una universidad a impulsar cambios que no gocen del visto bueno de la OPSU son considerados como improcedentes y su Rector puede ser sancionado o expulsado de la universidad.




Parte de la controversia (OPSU-UNELLEZ) surgió, precisamente, por la decisión del Rector de la UNELLEZ de abrir carreras ante la lentitud, del aparato burocrático del CNU-OPSU en aprobar dos carreras solicitadas por la UNELLEZ para la inscripción de esos 30.000 estudiantes. ‘’Tuvimos que darle curso a la inscripción de los estudiantes que clamaban por cupo, no podemos explicarnos cómo, durante los últimos tres meses, mientras la OPSU recomendaba al CNU la aprobación de 73 carreras a universidades privadas, a las universidades públicas solo se le aprobaban tres y las dos carreras nuestras, aún no han sido aprobadas’’, señalaba el Rector de la UNELLEZ.



Al mismo tiempo éste se preguntaba: ¿’’quien vigila la discrecionalidad del Director de la OPSU para erigirse en el máximo juez académico del País’’?.Sin lugar a dudas, los obstáculos y las controversias indicadas no son mas que la manifestación de la contradicción que hoy existe entre el viejo paradigma educativo de la IV República enclaustrado en el CNU-OPSU y el nuevo paradigma que comienza a surgir como consecuencia de la puesta en funcionamiento de la Misión Sucre y las propuestas de transformación que están tomando cuerpo en universidades como la UNELLEZ la UNESR y la Universidad Bolivariana.




Nadie niega la importancia de la existencia de normas y leyes orientadas a regular y armonizar el desarrollo de las actividades académico-administrativas de las universidades del País, pero lo que resulta inaceptable es que sean las propias normas del paradigma de la IV República y la conducta discrecional de los encargados de hacerlas cumplir lo que se convierta en los mayores obstáculos para la transformación universitaria.




Las controversias que se han puesto de manifiesto en el caso UNELLEZ-OPSU, es un ejemplo de la existencia de esos dos modelos contrapuestos: uno que se enmarca dentro de un proceso de transformación que promueve mayor apertura y autonomía operativa en los entes decisorios de base y otro que permite la concentración del poder decisorio en entes que como el CNU y la OPSU mas bien entraban el proceso de expansión de la transformación a la vez que responden al viejo estilo de conducción elitista del sistema de educación superior.




La existencia de estas dos concepciones contrapuestas en medio de la controversia UNELLEZ-OPSU, no significa en modo alguno, que estemos cuestionando el tenor revolucionario o ideológico de quienes en la actualidad dirigen ambas instituciones.Conocemos a los compatriotas que se encuentran en el foco de la controversia y sabemos de su incuestionable trayectoria revolucionaria.




Lo que intentamos destacar aquí, es el negativo enfrentamiento de dos modelos que, por sus características, se sobreponen a las intenciones de cambio que, en lo ideológico estamos seguros profesan ambos actores.Las contradicciones de este tipo, podrían comenzar a surgir incluso, en otras instituciones de la administración pública donde también los modelos de la IV y la V república comienzan a colisionar.




Estas contradicciones, de no ser adecuadamente tratadas, podrían dilapidar no solo la propuesta de refundación universitaria, sino además, la propia transformación exitosa de la realidad nacional. Si esta tendencia no es conjurada corremos el riesgo de convertir la propuesta revolucionaria en el ejercicio teórico de una quimera idealista e imposible de realizar.




De consolidarse el rechazo a los proyectos de refundación universitaria en progreso, sin duda se perdería la oportunidad histórica que todo proceso revolucionario brinda al desarrollo de nuevos paradigmas.Quienes adversamos al viejo paradigma creemos que es posible evitar el fracaso de las nuevas ideas, si se ponen en marcha dos estrategias que consideramos de gran importancia para la creación de la nueva universidad.




La primera de estas estrategias tiene que ver con el llamado, a la realización de una Asamblea Constituyente Universitaria donde participen todos los sectores interesados en la ejecución de la propuesta de refundación universitaria (Empleados, Obreros, Profesores, Estudiantes y Actores Comunitarios) .



El objetivo fundamental de esta Asamblea sería el de perfeccionar, difundir, aprobar y darle el debido soporte político y legal al proyecto de refundación universitaria. Pero previo a esta constituyente, se deben realizar reuniones preparatorias de discusión teórico-filosóficas orientadas al establecimiento de las pautas a seguir en el desarrollo de dicha constituyente.




La concepción de la nueva universidad podría surgir como resultado de una etapa de reuniones de trabajo donde se expongan y contrasten las diversas propuestas que ya existen sobre la refundación universitaria, los presupuestos teórico-filosóficos que sustentan a las misiones Ribas y Sucre, y los lineamientos ideológicos del proceso revolucionario en marcha.




Concluida esta etapa de identificación de la universidad que se desea dentro del marco del proceso revolucionario, se debe accionar otra etapa de discusiones, esta vez en áreas de mayor relevancia técnica organizacional, para definir el como lograr, desde la perspectiva del Derecho Constitucional y de la Teoría Organizacional (32) la realización del proyecto de la nueva universidad.Es desde éstas reuniones de donde debe partir el Proyecto de Ley de Educación Superior que sería utilizado como insumo para su aprobación en las discusiones que se darían en el seno de la Constituyente Universitaria que hemos señaladEs de esta Constituyente, de donde debe salir el final de la controversia.