sábado, 2 de febrero de 2008

LINEAS ESTRATEGICAS PARA RELANZAR LA REVOLUCION


LINEAS ESTRATEGICAS PARA RELANZAR LA REVOLUCION

Por un Nuevo Pais: "...la corrupción de los pueblos nace de la indulgencia de los tribunales y de la impunidad de los delitos. Mirad, que sin fuerza no hay virtud; y sin virtud, perece la República" (Simón Bolívar, 29/02/1828)

Mucho se ha escrito y analizado, mucho más falta y se hará. Propios y extraños al proceso bolivariano han de replantearse sus propias estrategias políticas, sobre todo con miras al año electoral que ahora comienza. El comandante Presidente ha lanzado una consigna, orientada a convertirse en la Estrategia Política Nacional, las llamadas Tres R. Revisión, Rectificación y Relazanzamiento. Cosa que nos parece correcta. Solo que puros deseos no empreñan, y del dicho al hecho,...; Bien, veamos, como se abordarían estos postulados.....

REVISIÓN. Primero, hemos de comenzar por reconocer, cruda y palmariamente, que el proyecto bolivariano comenzó a perder credibilidad popular. La realidad cruda y dura impone limitaciones a la soberbia y prepotencia de los burócratas seudorevolucionarios infiltrados y enquistados en posiciones de poder. El cuadro de derrota política con alta abstención, incluso si se hubiese logrado una pírrica victoria electoral, coloca a la alta dirección de la revolución ante la primera precondición estratégica: reconocer serios y profundos errores y corregirlos. Comenzando por la insustentabilidad de la peregrina tesis acerca de la infalibilidad e infinitud del Líder máximo de este proceso.
Segundo, Aunque a oposición se mantenga en neutro, eso no le quita capacidad de maniobra. Y la verdad es que hubo un deslave en las bases sociales de apoyo a la revolución. Hubo una verdadera evaporación del voto bolivariano. Fue un fracaso de la revolución, no un triunfo de la oposición. Esto fue harto significativo y su reconocimiento ha de ser la primera muestra de sensatez ante los hechos electorales. Tercero, No hay que endosarle el mayor peso argumental de la actual situación a la perversa campaña mediática de la oposición. Eso tuvo su efecto, como otros factores coadyuvantes, pero la gran responsabilidad de la derrota fue de aquellos que convencieron a Chávez de que la revolución dependía exclusivamente de su figura personal. Craso error! Probablemente sin Chávez no haya revolución, pero solo con Chávez tampoco.

RECTIFICACION. Hay que corregir esta tendencia a minimizar el papel protagónico del pueblo a la hora de las grandes deliberaciones y decisiones. El “chavismo de aparato” (dirección PSUV) fue derrotado. La revolución se construye desde abajo, o se desgasta desde arriba. No se trata de que “por ahora no se pudo”. El camino escogido para la construcción de la viabilidad política de la reforma era incorrecto. El proyecto de reforma fue muy mal diseñado y peor aún tramitado. Allí habían temas de fondo que desbordaban una reforma constitucional y requerían de un debate radical. El campo minado de la reforma constitucional explotó en el terreno electoral y no se pudo ni se podrá avanzar, en tanto se persista en estas equivocadas prácticas. Las decisiones no se imponen, deben deliberarse. No hay democracia protagónica revolucionaria sin democracia deliberativa; como tampoco la hay, sin democracia interna en el campo bolivariano. Grandes mayorías se abstuvieron porque formas y contenidos esenciales del proyecto de la reforma, sin modificación alguna, no lograron ser aceptadas como propuestas de prácticas democráticas contra-hegemónicas. No subestimen al pueblo, ni su intuición, ni su capacidad de autonomía política, intelectual y moral.
RELANZAMIENTO. Huir hacia adelante, pero de la mano del pueblo organizado, informado e ilustrado, participativo y protagónico. Hay que seguir batallando por el socialismo, pero hay que saber diferenciar la hegemonía autoritaria de la contra-hegemonía democrática. La unidad en la diversidad es la alternativa del socialismo plural y libertario. Cualquier socialismo que liquide la pluralidad democrática, de manera real o imaginaria, no pasará la prueba de la soberanía popular. Hay que lograr no solo la máxima inclusión social, sino la inclusión política. No solo la igualdad social, sino la igualdad política. Hay que enterrar el imaginario jacobino de las revoluciones dirigidas desde arriba, desde vanguardismos y personalismos esclarecidos. Es tiempo de profundas reflexiones en la dirección revolucionaria. Tiempos para acabar con el pragmatismo de la derecha endógena y con el estalinismo de la ultra-izquierda también endógena. Tiempos para liquidar el burocratismo y la corrupción. Tiempos para liquidar la deriva cesarista-populista. Tiempos para renovar el pensamiento crítico socialista. Incluso tiempos para pedir perdón, y mostrar humildad por tantos maltratos proferidos. Pero aún así, tiempos de guerra, para lograr la paz. Tiempos de lanzar la revolución, dentro de la revolución.Ha llegado la hora de salir de un dilema que ya no es meramente electoral: o se construye un socialismo verdaderamente democrático, protagonizado desde abajo, desde el poder popular, organizado en su diversidad y multiplicidad; ó se pacta con la derecha, que es una de las estrategias de aquella, quienes apelarán a la tesis del capitalismo humanizado, promoviendo así, una vía populista sin cambios profundos. Aquí hubo cuatro grandes derrotados, y a partir de esta gran realidad, ha de replantearse el juego político, tanto para el escenario electoral, como para viabilizar el avance del proceso socialista bolivariano. Estos cuatro grandes derrotados fueron: el burocratismo de aparato (la alta dirección del PSUV); la derecha endógena, enquistada en las altas y medias posiciones de gobierno y del estado; el estalinismo, como mejor forma de hacer gobierno; y las actitudes autoritarias propias del egocentrismo político que habita, esperamos que transitoriamente, en el comandante presidente.

Se trata de construir el socialismo de las mayorías democráticas. Nada más y nada menos. Para esto, no hay que radicalizar el discurso, hay que profundizar-renovar las prácticas socialistas, democráticas y revolucionarias, desde abajo, de cara a la construcción orgánica de un poder popular autónomo, democrático y revolucionario. Apostemos al éxito de esta tesis, que será el éxito del país, pero con inteligencia, sabiduría, astucia, patriotismo y sobre todo, con genuino amor y respeto al semejante. La historia nos observa,....
CARLOS BARRETO CABALLERO/
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