jueves, 29 de mayo de 2008

LA REVOLUCION BOLIVARIANA CON MIRADA DE MUJER



La revolución bolivariana con mirada de mujer
Por: María J. Berrío - Informe 7 Fecha de publicación: 09/03/05



“Entiendo que muchas mujeres hoy en día trabajan por obtener una mayor tajada de la torta pero yo no lo voy a hacer…porque prefiero trabajar para cambiar la receta” J. Kramarse C. TrechlerDurante siglos, siglos y más siglos a las mujeres nos fue negado participar de la torta, aunque generalmente la hemos tenido que preparar.




No se nos reconocía ningún derecho, con una escasa valoración social centrada exclusivamente en el espacio privado, la casa, el esposo y los hijos e hijas. La gran mujer detrás de un gran hombre, nunca al lado, a la par, juntos en la lucha por la vida.Desde finales del siglo XIX las mujeres comenzamos a conquistar el reconocimiento de algunos derechos, tales como tener vida propia y existencia legal, no sólo vinculada al padre, al esposo o al hijo.




Pasamos, entonces, a tener pequeños pedazos de la torta. Cada vez los pedazos han ido creciendo a nivel mundial con la aprobación de la Convención contra la discriminación hacia la mujer, del enunciado de los derechos sexuales y reproductivos y en general con el acceso de algunas mujeres a espacios públicos antes vedados: universidades, empleos, cargos gubernamentales.




La lucha por la conquista de nuestros derechos ha sido y sigue siendo necesaria. Debemos garantizar que la sociedad y sus leyes asuman nuestra particularidad de género. Sin embargo, en este mes de la mujer queremos plantearnos un dilema más trascendente que nos permita analizar la Revolución Bolivariana con mirada de mujer;...



¿SEGUIMOS LUCHANDO POR TENER PEDAZOS MÁS GRANDES DE LA TORTA HASTA ALCANZAR AL MENOS LA MITAD O CAMBIAMOS LA RECETA?


Las mujeres hemos caído en la tentación de convertirnos en “hombres honorarios”: nos han vendido y hemos asimilado que la liberación de la mujer está asociada a triunfar en el mundo público, mayoritariamente masculino, tener los mismos derechos de los hombres, ser iguales. Pero ¿iguales a quién y en qué? ,...



Pareciera que reconocer socialmente los derechos de la mujer consiste en darle a éstas los mismos derechos que tiene el hombre, incorporarla a una sociedad donde lo masculino es considerado paradigma de lo humano, es decir, que la forma normal de vivir es hacerlo como los hombres, al punto que aún mucha gente cree que al decir Hombre estamos incluidos e incluidas los seres humanos en su totalidad.




Se obvian así las necesidades propias y las características específicas que conllevan derechos particulares de género; al querer ser parte de un mundo regido por normas dictadas desde esta visión masculina los hijos e hijas, el hogar, la emotividad, la subjetividad se convierte en “limitaciones a superar para poder triunfar en la vida pública”,....



¿QUÉ SIGNIFICA CAMBIAR LA RECETA?

Un compromiso con la inclusión, con la construcción de un mundo donde todos y todas quepamos con nuestras diferencias y nuestras semejanzas, donde las distintas maneras de ser, sentir, actuar sean valoradas e incorporadas y, por tanto, todos y todas podamos asumir aquello que nos ha sido negado.



Una receta que no incluya la pobreza como ingrediente, donde hombres y mujeres tengamos derecho a una vida digna. Una nueva torta en la que el trabajo de todos y todas dentro y fuera del hogar sean reconocidos como aportes colectivos a la construcción de una sociedad justa.



Un mundo donde la sensibilidad y la subjetividad pasen a ser parte fundamental de la realidad, sean considerados un forma válida de ver el mundo no exclusiva de la mujer, donde se vivan como fuente de fuerza, creación y encuentro para todos los seres humanos.



En la Revolución Bolivariana nos estamos planteando una nueva receta. La Constitución como Proyecto de país en el que estamos comprometidos asume que las mujeres formamos parte del colectivo social cuando nos nombra en forma expresa, nos hace visibles, acepta nuestra existencia.



Pero además, reconoce el valor social y económico de los oficios domésticos incorporando las amas de casa a la seguridad social por el trabajo que desempeñan dentro del hogar, otorga igual valoración en deberes y derechos a la paternidad y la maternidad.



Pero, por sobre todo, el Proyecto Bolivariano tiene como eje la inclusión especialmente de aquellos y aquellas que las políticas económicas y sociales de la dominación a mantenido excluidos y excluidas durante siglos. Y las mujeres hemos oído el llamado a la inclusión y nos hemos incorporado masivamente a todos los espacios de organización social y política.




Hemos asumido que la construcción de un nuevo país no puede hacerse sin nosotras, sin nuestra participación protagónica a la que nos llama la Revolución Bolivariana. Y estamos recibiendo el reconocimiento social que nos merecemos cada vez que se asume públicamente que las Misiones, las UBEs, los Comités de Salud, los Comités de Tierras Urbanas están integrados mayoritariamente por mujeres.




Y es que LUCHAR POR LA VIDA,...'

es parte esencial de lo que hacemos las mujeres.Tenemos por delante aún muchos retos para que la receta siga cambiando y el nuevo MUNDO POSIBLE, NECESARIO E INDISPENSABLE incluya para nosotras la vida justa y digna que nos merecemos.



La Revolución aún se hace difícil dentro del hogar, trabajamos en las organizaciones sociales y políticas, nos incorporamos a los estudios y cuando llegamos a casa muchas veces no tenemos el apoyo que deseamos, recibimos críticas y poca ayuda en las labores del hogar, lo cual dificulta la continuidad de nuestra participación.




Por esto para nosotras las mujeres bolivarianas el llamado a profundizar la Revolución Bolivariana es hoy la construcción de la REVOLUCIÓN EN LAS CALLES Y EN LAS CASAS. Que de una vez por todas las relaciones de igualdad entre hombres y mujeres sea un objetivo revolucionario que permita a todos y todas crecer hacia una sociedad justa y solidaria.

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