martes, 29 de julio de 2008

PROCESO ECONOMICO BOLIVARIANO (I)


Proceso Económico Bolivariano


Suicidio ó Desarrollo Integral (I)

POR CARLOS BARRETO CABALLERO



Disyuntiva de la economía venezolana.
En días pasados anotábamos que hoy al albor del décimo aniversario del proceso bolivariano, cada vez más, el paradigma discursivo socio económico del gobierno nacional pareciera ser el convertir el actual capitalismo monopolista de Estado, en un mediano plazo, en un Estado socialista revolucionario, efectivamente orientado a los trabajadores.
Un sistema socio productivo cuyo epítome sería el neutralizar el esquema societario de privilegios e implantar una verdadera democracia económica y social. Al menos esa es la responsabilidad política y constitucional actualmente planteada.
Ahora bien, este exacerbado capitalismo de estado, a la par del incontrolado y voraz endeudamiento público, interno y externo; amén de desvirtuar a PDVSA en su condición de empresa operativa y haberla convertido en un gran Fondo Social; indefectiblemente nos lleva a una disyuntiva que hace rato tendría que haberse convertido en un gran debate nacional
. Estamos en un proceso económico transitorio, de alto riesgo e incertidumbre, en vía experimental, hacia un inédito y formidable modelo socio-político de socialismo real ó socialismo del siglo XXI, nacional y de proyección internacional. Ó vamos hacia un gran suicidio económico nacional. Veamos.
La percepción de sectores moderados, que son los más, políticamente no comprometidos y sin distingo de edad, sexo y condición socio económica; pareciera ser la de ir a un moderado "Capitalismo de Estado" como paso necesario e intermedio para ir hacia una sociedad más igualitaria, inclusiva y de mayor eficiencia social. Donde no se desestime la propiedad privada, ni se cercene la libre iniciativa. Esta pareciera ser la tesis que cada día cobra más fuerza a nivel empresarial e incluso popular.
Otros, menos optimistas y más conservadores, interpretan esta etapa como la antesala para ir hacia un estado centralista, despilfarrador e incontrolable, autoritario y obstructor. Bajo un gobierno autócrata y militarista, que ha jurado destruir sus propia naves, antes que abdicar a favor de los intereses imperiales. Bueno, diríamos que nadie hoy puede negar ese riesgo, en ambos prenotados sentidos.
Una tercera percepción es la que emana de sectores más cercanos a ciertas élites económicas, profesionales y empresariales, quienes acaso con mayor lucidez ó información, avizoran un futuro mucho más cierto y predecible, aunque no necesariamente sustentable,
tanto en lo económico, como en lo social.
Así, avizoran una economía mixta; donde cohabitará un modelo económico privado, con iguales y hasta mayores privilegios; con una economía mixta, (empresas autogestionarias, mixtas y comunitarias), y un excesivo centralismo y capitalismo del estado. También, bajo un régimen altamente controlador y centralista, con un gobierno populista, dadivoso y protector. La pregunta sería, y que pasará cuando los petrodólares ya no alcancen para tanto despilfarro y financiamiento al subsidio, a la ineficiencia y a la corrupción.
Hoy ciertamente en el décimo aniversario de este proceso, nos estamos jugando a Rosalinda. Al decir del extraordinario analista HEINZ DIETRICH: El Presidente se encuentra ante la siguiente disyuntiva: o rompe con el status quo pre-decembrino o el continuismo se convertirá en el termidor de la Revolución Bolivariana. Analicemos de la mano de este intelectual algunas variantes.

Equivocado modus operandi económico.
Definitivamente
Chávez no puede seguir corriendo la arruga. Culpar invariablemente al empresariado privado de las prácticas fallidas y errores conceptuales y conductuales del propio gobierno, en materia económica, no es solo perverso, sino suicida.
La inflación y el desabastecimiento, no se corrigen con controles artificiales, como tampoco con meras importaciones de alimentos.
Muy bien, el garantizar alimentos de buena calidad y a precios accesibles a la comunidad: pero, por favor, que eso no signifique estrangular las cadenas productivas y de comercialización de los rubros alimenticios estratégicos a nivel nacional.
Está bien que se pretenda mantener en niveles moderados la inflación, como meta macroeconómica, pero no controlando artificialmente precios de casi 400 artículos de la cesta básica, y permitiendo una variabilidad en sus costos e insumos de producción. Por ejemplo la carne y el pollo. Menos aún, con la permanente amenaza de cerrar, confiscar ó nacionalizar empresas.
No se puede continuamente argumentar que la inflación es esencialmente responsabilidad de los grandes empresarios "que se niegan a colaborar con la producción nacional y basan sus negociaciones en medidas capitalistas que sólo los beneficia a ellos". Mucho habrá de ello; pero esa no es la forma, ni la verdad esencial.

Incongruencia mediática.
El discurso económico del gobierno es superficial y desaprovecha su control de los medios estatales de comunicación para dotar a la población de una conciencia económica real de la situación. Con frecuencia es simple retórica o mistificación.
¿Que seriedad informativa ostenta un Ministro de Alimentación, cuando dice que "no es un secreto para nadie que (…) alimentos como el arroz, el trigo y el maíz van a entrar dentro de los rubros críticos" de desabastecimiento mundial, como consecuencia del "empeño del imperio de utilizarlos como combustible"? La realidad es que la producción de biocombustibles en el 2007 apenas ocupó el 1.25% de las tierras cultivables del mundo y que el principal factor en la elevación de los precios de alimentos, radica en el enorme crecimiento de las clases medias en China, la India, Rusia, y en su recuperación económica en América Latina. Países que, en conjunto, abarcan la mitad de la población del mundo.
Y el Presidente genera otra ilusión, la del poder del Estado, cuando dice que expropiará a las grandes cadenas de alimentos y medicinas. Si hoy día no es capaz de garantizar que haya pollo y leche en los mercados, ¿con qué logística estatal sustituirá la función de esas grandes cadenas? ¿Por qué amenazar, dice Sun Tzu, si no se puede cumplir la amenaza?


Secciones:
Agotamiento del discurso presidencial.

Uno de los fenómenos políticos más preocupantes del proceso venezolano es un creciente agotamiento de la ética discursiva del gobierno. En lugar de explicar científicamente la realidad a los ciudadanos, se les trata discursivamente con las mismas técnicas manipulativas que usan los gobiernos conservadores. Con este procedimiento no se crea conciencia revolucionaria, sino clientela.
A la atrofia de la veracidad discursiva, se agrega el agotamiento progresivo de los dos discursos estratégicos del Presidente: el bolivariano y el del Socialismo del Siglo XXI. El primero, porque no ofrece ya nuevos horizontes al nivel interno del país y el segundo, porque el Presidente no ha creado ni una sola institución económica cualitativamente diferente a la de la economía de mercado.
Válido entonces preguntarnos, donde está y donde queda el papel de los medios privados de producción, el mercado, la libre iniciativa y competencia. Que rol cumplirá los sectores productivos privados y socio comunitarios, dentro de este nuevo concierto socio productivo nacional.
El Presidente se encuentra ante la siguiente disyuntiva: o rompe con el
status quo pre-decembrino o el continuismo se convertirá en el termidor de la Revolución Bolivariana.
CARLOS BARRETO CABALLEROwww.carlosbarretocaballero_porunnuevopais.blogspot.com/

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