miércoles, 3 de septiembre de 2008

EL DRAMA DE LA VIVIENDA EN VENEZUELA (II)


La vivienda en Venezuela
EL DRAMA DE LOS SIN TECHO (II)

Por Carlos Barreto Caballero
En la pasada entrega señalábamos que en nuestro país se presenta una inmensa deuda social, donde casi la mitad de nuestra población vive en zonas marginales, suburbanas ò en asentamientos infraurbanos. Citábamos además que siendo nuestro territorio casi el Millón de Km2 y la población venezolana, (28 millones, aproximadamente), nuestras estadísticas arrojaban un déficit acumulado de unos 2.5 millones de viviendas, para un déficit interanual acumulable en el orden del 10%. Es decir, se deberían producir al menos unas 250 mil viviendas cada año, para ir paliando el déficit acumulable cada año. También señalábamos que lo que hoy se produce (incluyendo la sumatoria del sector público y privado) no alcanzaba siquiera para cubrir el 50% del déficit acumulable.

Asimismo dijimos con meridiana claridad que con la reciente promulgación de la nueva reglamentación en materia de vivienda y hábitat, dentro el marco de la Ley Habilitante, el Ejecutivo tácitamente reconocía su fracaso en materia de viviendas, pero nuevamente apostaba a la tesis de un mayor centralismo y al menos en teoría, una mayor preponderancia de los sectores populares organizados (los consejos comunales).

Expectativas frustradas y resultados sociales muy pobres,
Señalábamos que algunas de las principales causas del fracaso bolivariano en viviendas, iban desde las pugnas y conflictos por el poder, pasando por la inoperancia oficial, la falta de políticas públicas coherentes y sustentables, y la permanente incertidumbre y desesperanza de los sectores populares.

Sin embargo y en contraste, el sector privado de la construcción ha mantenido un crecimiento sólido y sustentable, cíclico pero cada vez mayor, reflejado en sus índices de inversión, rentabilidad, capitalización, experiencia y experticia técnica. La industria de la construcción privada en Venezuela está a la altura de las más modernas y sólidas de Latinoamérica, y una de las de mayor crecimiento en los países del llamado Tercer Mundo. A pesar de ello, parece que su responsabilidad social no ha estado a la altura de lo que reclama el país nacional.



Promesas de cambio basadas en la acumulación de experiencias, (1999 – 2004)
Al comienzo de la administración Chávez, 1999, el anuncio de políticas públicas para mejorar las condiciones generales de los hábitat urbanos en el contexto venezolano, fue recibido con suspicacia, desconfianza y hasta indiferencia.

Esta Política no albergaba ideas novedosas. Varios de los aspectos contemplados en ella, constituían el producto de largos años de reflexión, investigación y acercamiento a la realidad venezolana y latinoamericana de diversas individualidades e instituciones, sustentados en otras tantas prácticas ensayadas en el contexto mundial.

En sus planteamientos, prevalió una visión optimista y la subestimación de las actuaciones emprendidas por los gobiernos anteriores, apuntando algunas de las causas de la grave situación habitacional. Pero nunca hubo una visión integral y de conjunto, en alianza con los sectores privados, y con una visión a largo plazo.

"El discurso se construyó partiendo de la vieja política de vivienda y las condiciones de vida existentes en la población de bajos ingresos económicos; de las limitadas posibilidades que ofrecía la Ley de política Habitacional; del déficit de vivienda o deuda social que tiene el Estado venezolano con los que llama `compatriotas´; de la ausencia de coordinación institucional por parte de los organismos públicos que componen el sector público social de vivienda y de la ausencia de participación ciudadana en los asuntos inherentes al problema de la vivienda".
Nuevos planteamientos y viejas prácticas en los barrios venezolanos.

La promulgación de la Ley de Régimen Prestacional de Vivienda y Hábitat significó la introducción de cambios importantes con relación a la Política de Vivienda de 1999. Entre los aspectos destacables, se encuentra la creación del Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat (SNVH) integrado por los sectores público, privado y usuarios. La participación de estos últimos, se destacaba, particularmente, a través de la conformación de consejos comunitarios y asambleas permanentes de vivienda y hábitat.

La transformación integral de barrios urbanos debía comprender: el catastro del barrio, el mejoramiento y construcción de accesibilidad y de vialidad adecuada, redes de servicios públicos, y equipamientos comunitarios para la educación, la salud, la recreación, la organización comunal y la regularización de la tenencia de la tierra”.

Desaparecen de esta Ley, los seis Programas, tal como habían sido formulados en la Política de 1999; el término de Habilitación Física de Zonas de Barrios es sustituido por el de "Transformación Integral de Barrios Urbanos", concebido como uno de los tipos de actuación de carácter habitacional, que debía ser promovido en todos los niveles de gobierno.
Participación Privada,
La participación privada también ha sido escasa. El distanciamiento entre los sectores público y privado del Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat constituye una de las causas atribuidas a la retracción de la construcción en materia habitacional. No obstante, el Programa Alianza Casa Media, instituido en diciembre de 2006, ha contribuido a crear cierto clima de confianza y aproximación entre el sector privado y el Gobierno Nacional.
Su objetivo está orientado hacia la activación de la construcción de desarrollos habitacionales en terrenos propios de los promotores privados, según especificaciones técnicas suministradas por el Ministerio de Vivienda y Hábitat.
El sector representado por los usuarios, ha tenido participación en el Sistema Nacional de Vivienda y Hábitat, bajo diversas figuras: Organizaciones Comunitarias de Vivienda, Cooperativas, Comités de Tierra Urbana, entre otras.
Pero a pesar del protagonismo otorgado por el Gobierno a la comunidad y el esfuerzo realizado por la población para organizarse, existen escasas evidencias, que demuestren efectivos avances en la solución de problemas habitacionales, incluidos los existentes en los asentamientos informales. Antes bien, en reiteradas oportunidades se han dejado entrever quejas formales tanto desde la comunidad como del propio gobierno: estafas, incumplimiento de metas, desorganización.

Hacia donde vamos,
En todo caso, el agobiante problema habitacional, aún está lejos de alcanzar alguna solución. La creación de un organismo con rango ministerial no ha logrado cambiar el rostro más evidente, que ofrecen las ciudades venezolanas, revistiéndoles de informalidad y desesperanza: las extensas zonas de barrios amenazan con devorar los espacios urbanos.

Han sido muchas las idas, venidas y saltos (aunque no hacia delante). No obstante, parece que todavía no se han agotado lasopciones, aunque sean refritos de experiencias, que creíamos haber sepultado. En una de las acostumbradas alocuciones presidenciales, se ofreció la Misión Villanueva, en honor a uno de los venezolanos más destacados de la Arquitectura Moderna. En el marco del objetivo, que orienta la propuesta: la redistribución de la población, se pretende reubicar los barrios hacia otro sitio. ¿Una reproducción de la erradicación practicada en los años cincuenta? Pareciera que quiénes han participado en el lanzamiento de esta idea, aún no se han enterado de los resultados nada alentadores, que tuvo tal práctica en aquél momento.
CARLOS BARRETO CABALLERO/
www.carlosbarretocaballero-porunnuevopais.blogspot.com/

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