viernes, 17 de octubre de 2008

MÁS SOBRE EL CRAC FINANCIERO MUNDIAL



AVANZA EL CRAC FINANCIERO MUNDIAL


El crac financiero mundial y sus más inmediatos efectos,..


COMIENZO DEL EFECTO DOMINÓ



Por Carlos Barreto Caballero


En días pasados escribimos sobre las probables causas y muy posibles efectos del desastroso crac financiero norteamericano, cuyos efectos apenas comienzan y sus resultas son de pronóstico reservado. Brevemente reseñamos las declaraciones del premio Nóbel de Economía, Joseph Stiglitz, quién sostuvo que esta crisis es consecuencia de la “mala gestión” de la administración republicana y de la Reserva Federal, que no supervisaron debidamente el sistema financiero y emborracharon a Wall Street con excesiva liquidez antes de la crisis, exacerbando los ánimos de los capitales financieros especulativos.


También la vinculó con Irak, que es “La guerra de los tres billones de dólares”, según reza el título de su último libro, en el que da una estimación conservadora, de cual sería el costo de este conflicto para los Estados Unidos.

Crisis estructural que se manifiesta desde el propio corazón del sistema económico de ese país, y que vendrá a ser sin duda el principio del fin, de ese desastroso modelo económico, el capitalismo neoliberal, según el cual, siempre ha de prevaler el capital monetario, antes que el capital humano. Y por cuyos efectos, el mundo se ha llenado más de hambre y miseria a la gran mayoría de los pueblos del mundo.

Bien, hoy abundaremos un poco sobre el tema, dado que como antes anotáramos, esta mega crisis es global e irreversible, sus efectos apenas comienzan y ello, no solamente conllevará el principio del fin del sistema del salvaje capitalismo neoliberal a ultranza, sino que obligará al mundo a una profunda revisión de sus modelos societarios y de producción. Hoy, pareciera que, cual festín de los sepultureros, aquellos ven llegar la plaga a sus propias casas.

Este ilustre y laureado economista, asesor del ex presidente norteamericano Clinton y del actual Candidato presidencial demócrata, quién recientemente estuviera en Venezuela y a contrapeso de sus anfitriones, ciertos distinguidos banqueros venezolanos, diera un fuerte espaldarazo a la política de alianzas estratégicas externas que adelanta el gobierno venezolano en las áreas energéticas, políticas y económicas internacionales; fustigó fuertemente al desastroso modelo económico norteamericano, y vaticinó esta mega crisis como “el final de la ideología según la cual los mercados libres y ’desregularizados’ funcionan siempre”.



El experto en economía sostuvo que esta crisis es una consecuencia de la “mala gestión” de la administración republicana y de la Reserva Federal, que no supervisaron debidamente el sistema financiero y emborracharon a Wall Street con excesiva liquidez antes de la crisis.



También la vincula con Irak, que es “La guerra de los tres billones de dólares”, según reza el título de su último libro, en el que da una estimación conservadora, de cual sería el costo de este conflicto para los Estados Unidos.

Ante esta avalancha bursátil, el actual gobierno norteamericano ofreció 700.000 millones de dólares sobre la mesa para frenar la crisis de confianza de los mercados financieros, pretendiendo de esa manera desatascar el sistema y llevar la estabilidad a los mercados.

Tremenda irresponsabilidad histórica la de este inepto y genocida gobierno, que terminará por conllevar a la alicaída economía norteamericana al peor desastre de todos los tiempos, cuyas consecuencias mundiales aún imprevisibles, serán pequeñas ante lo devastador que fue el crac del 1929.



Buenos Aires, 29 sep (EFE).- El "lunes negro" vivido hoy por las bolsas latinoamericanas confirma que la región no está a salvo del efecto contagio del "crack" financiero de Estados Unidos pese al optimismo que han tratado de mantener los gobiernos de la zona sobre la fortaleza de sus economías, según analistas consultados por Efe.



Las bolsas latinoamericanas se desplomaron hoy arrastradas por la caída de Wall Street y la incertidumbre provocada por el rechazo del Congreso de Estados Unidos al plan de rescate financiero por 700.000 millones de dólares propuesto por la administración de George Bush.
Aunque las bajas fueron generalizadas en América Latina, las más golpeadas fueron las plazas de Sao Paulo, con una caída del 9,36 por ciento, sin precedentes en la última década, y Buenos Aires, que cayó el 8,68 por ciento, muy por encima de la bajada del 6,32 por ciento de la Bolsa de Nueva York.



El descenso de los precios del petróleo -un 9,8 por ciento- se tradujo en un castigo para las acciones de las empresas petroleras en los principales parqués latinoamericanos.
El zarpazo afectó también a la cotización de las monedas locales, que bajaron respecto al dólar, en especial el real brasileño, que cayó un 6,14 por ciento.



El gigante suramericano fue el peor parado en una jornada de pánico que obligó a interrumpir la sesión de la bolsa de Sao Paulo durante media hora, cuando el índice se desplomó por debajo del 10 por ciento y se activó, por primera vez desde 1989, un dispositivo automático para evitar las fluctuaciones excesivas.



Sólo Caracas, con una subida del 0,36 por ciento, se salvó, debido, según analistas locales, a que ninguna empresa venezolana cotiza en el exterior desde las nacionalizaciones de CANTV y Electricidad de Caracas el año pasado.



A medida que se fueron conociendo las cifras, analistas y medios de comunicación comenzaron a hablar de un "lunes negro" que ha confirmado que América Latina no está a salvo de la crisis financiera internacional.



Algunos expertos van más allá y pronostican tiempos difíciles por el impacto que puede tener en la llamada "economía real" la reducción del crédito internacional, la caída del consumo en Estados Unidos y la volatilidad de los precios de las "commodities" (materias primas).



El empresario mexicano Carlos Slim, considerado uno de los tres hombres más ricos del mundo, afirmó hoy que las autoridades estadounidenses actuaron "un poco tarde" para corregir la crisis y advirtió contra la incertidumbre que provoca la "gran especulación" que rodea a las "commodities" porque sus precios "repercuten en la economía real".



El ministro brasileño de Hacienda, Guido Mántega, confió en que el Congreso de Estados Unidos apruebe un nuevo plan de rescate financiero, pero reconoció que el veto a la propuesta inicial se está traduciendo en una reducción del crédito en Brasil.



Para el director de la Asociación de Analistas y Profesionales de Inversiones en el Mercado de Capitales de Brasil (Apimec), Antonio Carlos Colangelo, el nerviosismo de los mercados "va a ser constante".
También a juicio de Roberto Troster, del Consejo Regional de Economía de Sao Paulo, los reflejos de la crisis se sienten a corto plazo "en el nerviosismo de los mercados", mientras que la "contaminación a medio y largo plazo no podrá evitarse".



En el caso puntual de Brasil, pese al optimismo gubernamental, es necesario "tomar medidas inmediatas para aprovechar la solidez de la economía nacional en varios aspectos y evitar así una repercusión mayor" de la crisis, advirtió.



El analista argentino Alejandro Vinitzky, de la consultora Maxinver, consideró que en un mundo globalizado "ningún mercado de la región es ajeno a lo que sucede en las principales economías del mundo".



Por tanto, una desaceleración en la economía de EE.UU. "implicaría una contracción en el nivel de consumo que impactaría en los niveles de actividad de distintos países, incluidos los de la región".



La reacción fue más violenta en Sao Paulo y Buenos Aires, apuntó, porque ambos mercados "empezaron a descontar efectos internacionales con un poco más de retraso".
El economista argentino Pablo Tigani, del Grupo Hacer, advirtió también de los efectos de una restricción del crédito y sostuvo que la crisis de EE.UU. "va a afectar la liquidez y puede producir caídas en la demanda de empleo, en el poder adquisitivo, además de debilitar el mercado inmobiliario", aunque, matizó, América Latina "está mejor parada que antes" para hacer frente a estos "shocks" financieros.



El mexicano Carlos Ponce, director de análisis del Grupo Financiero Ixe, opinó que el golpe a los mercados bursátiles latinoamericanos tuvo como antecedente la noticia de que la crisis estadounidense comenzó a contagiar al sistema financiero europeo.



El director de la Consultora Bursamétrica de México, Ernesto O'Farril, dijo a Efe que la decisión de los republicanos de no aprobar el plan de rescate fue política y no financiera, para permitir a su candidato a la Casa Blanca, John McCain, proponer una salida que tranquilice a los mercados y así repuntar en la campaña

EXTENSIÓN E IRREVERSIBILIDAD DE LA CRISIS

Estados Unidos desata "crack" financiero globalPor René Báez-ALAI[15.04.2008]- Actualización 3:30 pm de Cuba
Apoteosis y hundimiento de la Nueva Economía
Las emblemáticas quiebras de las gigantes Enron y WorldCom y los aparatosos desplomes de la Bolsa de Nueva Cork el año 2000, resucitaron el fantasma de la Gran Depresión de los años 30. De su lado, los descalabros monetario-financieros en el MERCOSUR a comienzos de esta década -mal atemperados por los blindajes del FMI- vinieron a corroborar la presunción de que el capitalismo global había devenido un caso clínico. Los presagios sombríos se multiplicaron incluso entre los apologistas del establishment. ¿Qué estuvo detrás de esos nuevos espasmos del capitalismo que le afectaban tanto en sus núcleos centrales como en la periferia?
Abordemos la cuestión desde la óptica de la Economía Política.
Caracteriza al régimen de producción capitalista su desigual desenvolvimiento en el espacio (países que crecen y países que se estancan e incluso retroceden) y en el tiempo (ciclos con sus fases de auge, crisis, recesión y reanimación). Las crisis constituyen el momento crucial para ese sistema económico-social, puesto que ponen a prueba su capacidad de reproducción. E incluso, desde una perspectiva temporal más amplia, interpelan sobre la validez del multisecular paradigma de la Modernidad y el Progreso. ¿Por qué sobreviene una crisis? Las crisis capitalistas -independientemente de sus circunstancias particulares y aleatorias- obedecen siempre a su contradicción esencial, es decir, al desajuste entre el valor de las mercancías producidas y el volumen de la demanda de las mismas. Expuesto en otros términos, traslucen el desequilibrio entre el carácter social de la producción y la forma privada de apropiación de los frutos de la actividad económica. Este punto de vista, antes que expresar una anacrónica visión teórica, refleja la realidad más cruda de este tornasiglo. ¿A qué aludimos?
Catapultado por sus grandes triunfos políticos (caída del "socialismo real", cooptación del movimiento obrero de las metrópolis y debilitamiento transitorio del nacionalismo tercermundista) y por los espectaculares avances tecnológicos especialmente en los campos de la informática y las comunicaciones -constitutivos de la denominada Nueva Economía-, el capitalismo central vivió una nueva apoteosis en la década de los noventa a horcajadas de un impetuoso proceso de concentración y centralización de capital exacerbado por el crecimiento exponencial del capital financiero especulativo. Dialécticamente, esa euforia del sistema habría incubado la crisis de comienzos de este decenio. Expliquémonos.
A consecuencia del referido proceso de concentración, la economía mundial se encuentra actualmente bajo el dominio de unas 200 corporaciones globales - encabezadas por firmas como la ExxonMobil, General Motors, Ford Motor, DaimlerCrysler- que controlan el 25 por ciento del PIB mundial y conforman el "complejo totalitario" al que se refiere F. Clairmot. Este núcleo duro del capitalismo global se había robustecido en los 90 blandiendo un liberalismo económico de una sola vía; es decir, avasallando países y continentes, desregularizando a las economías "anfitrionas", privatizando empresas estatales y paraestatales, desmantelando sistemas de protección laboral, arruinando a competidores locales, impulsando bloques de integración asimétrica (tipo TLCAN y ALCA). Y por supuesto -conforme se apuntó- mediante operaciones especulativas adelantadas a escala planetaria.
¿Por qué la bonanza de la economía estadounidense -la locomotora del capitalismo global- comenzó a hacer aguas desde el 2000 diseminando las turbulencias financieras, la caída libre del dólar, la recesión, la relocalización de las inversiones, el desempleo y el escepticismo tanto en el centro como en la periferia? ¿Qué factores concurrieron para agotar la fase expansiva de los Estados Unidos sustentada en la famosa Nueva Economía?
Aparte del debilitamiento de la demanda solvente, la inflexión del crecimiento a comienzos de la década tiene que explicarse por la progresiva pérdida de la competitividad norteamericana frente a Europa, Japón y China, tendencia que, en los últimos años, se ha traducido en déficit comerciales del rango de los 400-600 mil millones de dólares y en una espiral del endeudamiento de Washington provocando devastadores efectos en la ocupación y los ingresos en la metrópoli. Asimismo, un factor contractivo de la economía de la potencia mundial se tiene que localizar en la orientación capital intensiva de las tecnologías de punta, orientación que ha retroalimentado la caída de la demanda y generado un desempleo de características estructurales y no solo coyuntural. La extrapolación de estas condiciones a la economía internacional estaría en la base de la brecha de dimensiones siderales entre la opulencia y la miseria a escala mundial. Según las Naciones Unidas, tres hombres-corporación detentan una riqueza que supera al PIB total de los 48 países más pobres (600 millones de habitantes). ¿Cómo podría reproducirse normalmente un capitalismo que miniaturiza de tal modo el mercado?
El colapso de la financierización
El aspecto más perceptible de la crisis financiera comentada fueron los "cracks" bursátiles, popularizados bajo la denominación de "explosiones" de la burbuja financiera. Además del referido proceso de contracción de la demanda efectiva ¿qué factores determinaron las debacles financieras? ¿Por qué se desinfló el capital financiero?
Para comenzar, la financierización alude a un proceso de crecimiento exponencial del capital ficticio. Maurice Allais, premio Nobel de Economía, ha calculado que los movimientos internacionales de capital especulativo superan en 40 veces a las liquidaciones originadas en la compraventa de bienes y servicios. De su lado, José Manuel Naredo, coautor del libro Pensamiento crítico vs. pensamiento único (Debate, l998), anota que el volumen de las reservas monetarias en el poder de los gobiernos apenas corresponde al que se intercambia diariamente en el mercado de divisas, aproximadamente unos l.800 millones de millones de dólares. ¿Cómo pudo edificarse esa colosal "economía de papel"?
La creación de capital ficticio es una tendencia innata del régimen capitalista. Un innombrable economista alemán del siglo XIX la explicó asociada a la alienación que provoca ese régimen productivo y que se traduce en que los hombres dejan de reconocerse en los objetos que producen, dando pábulo a que el intercambio asuma formas fantasmagóricas. En la actualidad, ese "fetichismo de la mercancía" ha llegado a niveles surrealistas bajo comando de las corporaciones globales y los bancos de inversión, y cabalgando en el descomunal crecimiento de los mercados cambiarios, íntimamente relacionados con el mercado de los intereses. Como era de esperarse, la expansión de estos mercados, fuente de ingresos extraordinarios para el Gran Capital, ha dado origen a una variedad de "productos" financieros, también conocidos como "derivados" -futuros, swaps, opciones- y a la consiguiente expansión de la famosa burbuja de capital ficticio. ¿Por qué se rompió la pompa financiera en la coyuntura del 2000-2001?
Al menos por las dos razones siguientes:
° En primer lugar porque la financierización ocultaba la abismal disociación entre capital financiero y capital productivo, lo cual determinó que, en cualquier momento, los títulos fiduciarios puedan perder su valor de cambio y convertirse en papeles para el basurero. Es precisamente lo que constataron amargamente a comienzos de la década millones de inversionistas estadounidenses (y de otros países). ¿Cómo explicar ese espectacular desplome de los valores bursátiles? Respuesta: debido al sinceramiento que tarde o temprano se produce entre economía financiera y economía real. "La pretensión de burlar las causas estructurales de la crisis -se lee en un documento- con el despegue de las bolsas de valores promovido en la década de los 90 en EEUU llegó a su límite. En realidad, durante esa década el valor de las acciones creció en un l.000 %, pero la economía real lo hizo solo en un 50%". (Declaración del Comité Ecuatoriano contra el ALCA, 2002).
° Una segunda causa se relaciona con el hecho de que la hipertrofia del sector financiero coloca las decisiones más importantes de la vida económica de continentes y naciones en manos de un grupo numéricamente insignificante de personas, cuyos criterios se definen al margen de los intereses de los grandes contingentes humanos y de los vitales equilibrios ecológicos, es decir, de los componentes de la economía real.
La "falla" ética del sistema
El "crack" financiero en los Estados Unidos incubado por la Nueva Economía puede explicarse por el agotamiento de la estrategia de la Administración Clinton encaminada a disfrazar las presiones recesivas estructurales del ciclo a través del expediente de "cebar" la burbuja bursátil. Esta respuesta, sin embargo, no es suficiente para comprender la complejidad de la crisis del capitalismo abstracto y cibernético y vislumbrar sus implicaciones. ¿Cuál es la causa íntima de los desastres financieros?
R. Garaudy anticipó una explicación del fenómeno en su ensayo aparecido en el libro colectivo El Nuevo Orden Mundial (l996), donde plantea la tesis según la cual nuestro tiempo describe una pugna entre el monoteísmo sórdido del mercado y los hombres que creen que la vida tiene un sentido. Más recientemente, el citado F. Clairmont ha ensayado una teoría similar. "La religión del mercado -dice- sigue siendo la libre circulación de capitales, pero se empieza a materializar un nuevo mensaje cada vez más concreto y peligroso: hay que hacerlo todo buscando ‘el mayor valor para el accionista’, por el crecimiento del valor de las acciones". Traducido a lenguaje corriente, esto no significa otra cosa que, en la lógica de este tornasiglo del capitalismo y la modernidad, no son los balances de pérdidas y ganancias los que determinan el valor de los títulos. Actualmente, las cotizaciones bursátiles han llegado a establecerse a partir de estimaciones (especulaciones) sobre la situación futura de empresas reales o imaginarias. ¿Cuál es el talón de Aquiles moral de este Mundo Feliz?
Samir Amin ha visualizado a la pompa fiduciaria como a una patología equiparable al cáncer, enfermedad que -conforme se conoce- multiplica descontroladamente las células en un proceso que conduce a la muerte del paciente. ¿Cuál es el cáncer del capitalismo contemporáneo? Max Weber discurrió sobre la superioridad del capitalismo a partir de sus supuestos atributos éticos como la frugalidad, el ascetismo, el sosiego. Semejante capitalismo, si existió alguna vez, resulta evidente que no existe más. Actualmente, "la fría astucia rige las relaciones comerciales, e incluso se ha convertido en un comportamiento normal. El ceder de alguna manera ante un opositor o un competidor se considera un error imperdonable para la parte que tiene una ventaja en cuanto a posición, poder o riqueza". (A. Solzhenitsyn, Fin de Siglo, l996). Las elites económicas y políticas mundiales -incluso sus congéneres del Sur- han abrazado frecuentemente sin saberlo el fundamentalismo de la modernidad cifrado en la sentencia de Bentham para quien "todo valor es un valor mercantil".
El horizonte de ese apotegma utilitarista es temible y no únicamente por los efectos derivados de las tormentas financieras. Si las acciones humanas van a tener como brújula exclusiva el éxito económico, habrá que entender que todo está permitido. Seguramente este habrá sido el argumento exhibido por los sacerdotes de la "contabilidad creativa", cuyos logros terminaron por poner al descubierto los pies de barro de la Nueva Economía.
En los días que corren, y luego de una débil y errática recuperación de la economía estadounidense sustentada en el keynesianismo de guerra -ocupación de Afganistán e Irak, Plan Colombia, etc.- y el fabricado "boom" inmobiliario tozudamente instrumentados por el gobierno de George W. Bush, la caída del Bear Stearns y las dificultades del CitiGroup -el banco más grande del mundo- preludian graves tempestades no solo para la potencia unipolar sino para el planeta entero.
"La peste ya está aquí, ¿qué hacer cuando llega la peste?", acotaría el poeta Homero.
René Báez, economista ecuatoriano, es catedrático universitario, Premio Nacional de Economía y miembro de la International Writers Association.




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