miércoles, 22 de octubre de 2008

EL GRAN SHOW DE LA POLÍTICA (I)



MEDIOS, POLÍTICA Y ENGAÑO


EL GRAN SHOW DE LA POLÍTICA (I)


Por Carlos Barreto Caballero


Hace algún tiempo el Observatorio Global de Medios, capítulo Venezuela, expresó ante la opinión pública nacional e internacional su profunda preocupación por la difusión de mensajes subliminales, de claro contenido político y propagandístico, por medio de algunos de los principales canales de televisión privados, evidentemente violatorios de determinados derechos humanos, civiles y políticos de rango orgánico y constitucional.


En tal ocasión y dada la gravedad de los hechos, según su propio decir, exhortaba a las instituciones y organismos correspondientes, a efectuar las investigaciones pertinentes, para establecer la responsabilidad en la violación de los derechos humanos, en especial aquellos que atañen a los menores de edad. Una de las principales observaciones fue la de utilizar engañosamente la publicidad subliminal con fines políticos ó comerciales.


Así, se denomina percepción subliminal a la captación de un estímulo que, por razones diversas, tales como baja intensidad, falta de atención o breve duración del mismo, no alcanza la representación consciente y, sin embargo, condiciona la conducta de la persona al margen de su voluntad consciente.


Esto trae complicaciones morales, ya que se socava el derecho de un individuo para discernir. Igualmente, incurre en la invasión a la intimidad de la persona, puesto que no hay nada más privado que el pensamiento inconsciente, considerado un derecho humano fundamental en las sociedades democráticas.

En este sentido es pertinente citar unas palabras de Noam Chomsky, donde se denuncia la gravedad de este tipo de manejo comunicacional: "Creo que la cuestión central... no es simplemente la manipulación informativa [que en este caso es obvia, ya que el espectador se encuentra indefenso, ya que al no reconocer el mensaje no tiene la opción última de apagar el TV o cambiar de canal]... Se trata de si queremos vivir en una sociedad libre o bajo lo que viene a ser una forma de totalitarismo autoimpuesto, en el que el rebaño desconcertado se encuentra, además, marginado, dirigido, amedrentado, sometido a la repetición inconsciente de eslóganes patrióticos, e imbuido de un temor reverencial...



Hoy, en pleno desarrollo de una campaña política para la elección de autoridades locales y regionales, amén de los representantes a los consejos legislativos regionales, viene a colación el tema por la absoluta vacuidad de contenidos en estas campañas, casi sin excepción, amén de la perversidad en el manejo evidente engañoso de algunos mensajes, donde el mejor viene a ser el que más gasta ó el que mejor estrategia de mercadeo tenga para la venta de sus productos (candidatos) políticos.



Nace la política del espectáculo,…
La crisis de legitimidad que luego de la llegada de Chávez al poder han venido enfrentando las diferentes instituciones en el país, sobre todo la Iglesia Católica, los empresarios, los partidos políticos tradicionales, antes mejor conocidos como conglomeradores de mayorías,
vino a desdibujar y exacerbar el rol de los medios de comunicación, alejándolos del rol que les es propio por naturaleza orgánica y constitucional.


Este hecho no solamente se vio reflejado en la caída de los partidos políticos tradicionales, entendidos como entes conglomeradores de mayorías. También la iglesia católica se enfrentó a una crisis de legitimidad debida a sus posiciones elitistas, más cercanas a las oligarquías tradicionales, que a los intereses populares. En este efecto dominó se vieron también reflejados brazos de las elites económicas, medios De comunicación y de los principales protagonistas de la vida política durante la IV República.


La deslegitimación de las elites por parte de la mayoría de los ciudadanos venezolanos instauró un fenómeno, más que estudiado en los últimos años mundialmente, y que se conoce bajo el apelativo de "política del espectáculo" o "política como show".


Así, la política del espectáculo nace como instrumento de aquella política que, después del llamado "fin de la historia" y el supuesto final de toda ideología política, se quedó sin ningún tipo de contenido.


Tal es el caso, por ejemplo, de la política de partidos de izquierda y derecha europeos cuyas diferencias ideológicas y de programa son apenas perceptibles; también es el caso de la política de Republicanos y Demócratas en los Estados Unidos, caracterizada por las pocas diferencias entre sus posturas de fondo.

En fin, nos referimos aquí a esa política centrista que acompaña al economicismo del neoliberalismo internacional. Centrismo que no se asume como una posición política, sino más bien como una ausencia de posición política alternativa.



Entonces, como hacer política,..
Ahora, si acaso esta postura la política de hoy día no tiene contenido político, ideológico, cultural ó ético, la pregunta sería: ¿cómo hacer entonces política? La respuesta para muchos es por lo demás simple y tiene que ver precisamente con la política del espectáculo. Dicha postura plantea que en la política no es importante el contenido ideológico, cultural o ético, sino más bien la forma. En este sentido no sería entonces importante el ser si no el "apare-ser". La política queda por ello reducida a una mera estrategia de marketing.


Regresando a Venezuela, fue precisamente dicha política del espectáculo la que surgió después de terminado el efecto dominó al cual hicimos anteriormente referencia. En los años que siguieron al "carmonazo", la ausencia de figuras, grupos e instituciones con legitimidad delante del pueblo venezolano, hizo que los medios de comunicación, y más específicamente, los sets televisivos se convirtieran en los nuevos partidos políticos venezolanos.



Fue así que comenzamos a ver marchar por los programas televisivos venezolanos a artistas de telenovelas, cantantes, modelos, humoristas, etc., tratando de tomar el lugar de lo político, pero sin el contenido político que le es propio. El resultado para éstos fue catastrófico. No hubo forma ni manera de convencer al pueblo venezolano con los mensajes políticos emanados desde el espectáculo. El efecto era innegable: la oposición al proyecto socialista se fue quedado sin ningún tipo de representatividad política.


Es precisamente aquí que surge el último eslabón de la cadena, representado por las elites estudiantiles que nacen a raíz de la propuesta de reforma a la Constitución. Resulta claro que los mismos son tomados como salvavidas políticos por parte de la oposición para tratar de no ahogarse en el mar revuelto del proceso socio-político venezolano.



Hacia donde vamos,…
Vamos hacia un absolutismo alienante ideológico político ó hacia un nuevo despertar. Vamos por el despeñadero de la más férrea autocracia militarista, dogmática e irreductible, mesiánica y corrupta; ó vamos hacia un nuevo despertar, donde el empoderamiento popular tome el toro por los cachos y definitivamente avise el albor de esta nueva República que aún no ha venido, ó al decir de algunos, ni tan siquiera se ha asomado.


Todo esto, por supuesto y en el entretanto, con el gran festín de los dueños y directivos de los principales canales de televisión, y medios radiofónicos e impresos. A quienes les importa un comino el devenir de esta patria, siempre y cuando haya suficientes petrodólares para el uso y abuso del show mediático. En la próxima entrega haremos mención especial del caso de los estudiantes. La fiesta continua,…

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